La publicidad cajón de las culpas. ¿Y nosotros?

Fernando Gutiérrez de Guzmán
Editor

La publicidad sanitaria, en otros tiempos actividad maldita, que hasta estaba prohibida, es últimamente el cajón de las culpas. Asunto importante el de regularla convenientemente, pero no tan trascendental como creen o nos quieren hacer creer algunos dirigentes colegiales.

La publicidad en sí no creo que sea ni buena ni mala. Hubo un tiempo en que se debatía a diario sobre si era lícito, ético, etc. anunciar en los periódicos determinados servicios, pero después de debatirlo y asumir que no debía hacerse, poderoso caballero es don dinero porque seguían todos anunciándolo, los de derechas a pesar de su inmoralidad y los de izquierdas a pesar de su ofensa a los derechos humanos y fue la pérdida del poder de la comunicación publicitaria en papel la que acabó con estos anuncios, en papel claro está, porque siguen en los medios electrónicos. Y la clientela a tenor de los estudios publicados sigue subiendo.

La publicidad sanitaria debe estar regulada por supuesto, el área de la salud exige unas garantías adicionales por su trascendencia, ya sabemos que no es lo mismo una lavadora defectuosa que un implante y a mayor riesgo mayor exigencia de control.

Defensa de la competencia, esa señora que tan mal parece querer a nuestra profesión me preocupa más que la regulación en sí de la publicidad. Realmente qué significa libre competencia, ¿que todos debemos competir en igualdad?

La prohibición de facturar por debajo de coste ¿se cumple? Pues pienso yo que no y los primeros en actuar así son esas aseguradoras que vienen ofreciendo servicios dentales por
precios inferiores al coste real, bien directamente en sus centros o a través de prestadores de servicios y luego cobrarse la diferencia aplicando otros tratamientos en unos casos o vendiendo otras pólizas en otros.

Tanta política anti monopolio y luego el mismo que asegura presta el servicio de reparación. Algo no encaja, si las aseguradoras con pólizas del automóvil no tienen sus propios talleres o sus propias grúas ¿por qué si tienen sus propias clínicas?

Si los trabajadores de una empresa pueden, sindicados o no, hacer presión e incluso llegar a la huelga para que les suban el salario a todos, ¿Por qué los autónomos no podemos ponernos de acuerdo para establecer nuestros precios, que al final es nuestro salario?

Si no es compatible tener una farmacia y ejercer la medicina, o tener una clínica dental y un laboratorio de prótesis. ¿Por qué es lícito y sobre todo legal asegurar y ofrecer los servicios de reparación por el mismo?

Estos detalles que apunto no creo que podamos por el momento resolverlos, no es tan fácil como escribirlo, hay otros que sí, pero para ello tendríamos que actuar todos unidos.

Precisamente ahí creo yo que esta nuestro mayor problema, que la falta de liderazgo en esta profesión nos ha hecho olvidarnos de lo importante de la unión que es donde radica lafuerza.

Ahí va mi pregunta: ¿vamos a seguir comprando al que vende a nuestra competencia por unos precios muy inferiores a los que nos aplica a nosotros, para que esa competencia crezca aún más y termine destruyéndonos?