Distinguido candidato

Fernando Gutiérrez de Guzmán
Editor Odontólogos de hoy

Ya sé que hasta en el improbable caso de que nos escuchen, nos lean, cualquiera de los que hoy se ofrecen para resolver nuestros problemas en busca del ansiado voto del ciudadano el próximo 23 de julio, el día 24 pensarán en otras cuestiones, como viene pasando con tantas otras cosas que propusimos los ciudadanos, en este caso los dentistas, pero las dejamos escritas, por si cambian de opinión, por esta vez en favor de los electores.

Empezaré hablando de la publicidad sanitaria, ya sé que les mareamos, pero más nos marean ustedes, utilizando un verbo suave, no haciéndonos caso.

Les voy a hacer una primera, quizá osada o atrevida sugerencia, busquen asesores que entiendan de lo que asesoran, ya está, lo he dicho.

En este país en el que ustedes nos quieren convencer de que tan bien nos van las cosas los que gobiernan y lo mal que nos van los que no nos gobiernan; en el que todos nos prometen que iremos mejor, y nos hablan del presupuesto que van a destinar a esto o a lo otro, como si lo pusieran de sus bolsillos y no del nuestro, muchas personas se ven abocadas a desgracias y sufrimientos que podían haber sido evitados sin necesidad de grandilocuentes presupuestos.

La publicidad sigue siendo un lodazal en todos los sentidos. Hay quien se atreve a vender lo que no existe, alquilar un apartamento para las vacaciones sin que exista el apartamento y muchas otras cosas sin que se disponga de un adecuado control por parte de quien está obligado a ejercerlo, ni se disponga de una legislación lo suficientemente punitiva para hacer desistir de sus tropelías a estos delincuentes.

Con la salud hay una gran diferencia, si me engañan y me quedo sin el apartamento que creí alquilar para las vacaciones, una faena, pero es un verano estropeado y un dinero perdido, a la siguiente tendré más cuidado. Pero si pierdo un ojo, o un brazo, o termino en urgencias porque alguien osó ponerme una prótesis mamaria en la trastienda de un extraño negocio, ya será un daño para todos los veranos, ¿entienden la diferencia?

Parecen no saber sus asesores el valor de un diente. Por eso les pido que busquen asesores que sepan, que los hay y muchos.

A nadie se le ocurre llamar al carpintero para arreglar la lava- dora, dicho en términos muy llanos, ni poner la vigilancia de la gestación de sus hijos en manos del oftalmólogo, tampoco creo que el oftalmólogo aceptase.

Me pregunto, ¿por qué para aprobar el nuevo Plan de salud Bucodental para la ampliación de la Cartera de Servicios del Sistema Nacional de Salud no han contado con odontólogos o estomatólogos? ¿Cómo alguien que no es odontólogo o estomatólogo se atreve a opinar de esto y de esta forma?

¿En un país líder en trasplante de órganos se puede leer esto?:

“Los tratamientos pulpares de ambas denticiones o las grandes reconstrucciones son tratamientos de elevada incertidumbre de éxito, por lo que, aunque sean necesarios para un diente concreto, es posible que no aporten nada a esa boca y menos a la persona que los necesita”.

¿Esta es la decisión que tomarían estos asesores con sus hijos?

¿Y ustedes que lo han aprobado, también actuarían de esa ma

nera con sus hijos?

Por cierto: ¿Existen estos asesores? ¿Quiénes son?