Odontologos de Hoy

AUTORES:
Javier Sanz Serrulla
María José Solera Piña
Andrea Santamaría Laorden
Manuela Escorial García

Definición
Justificado etimológicamente por el autor (terato, anomalía; odons, diente; grafos, descripción), este aparato fue ideado y construido para estudiar la simulación de todas las anomalías de la oclusión dentaria, pudiendo demostrar con él los diversos métodos para corrección de las mismas.

Aparición y actualidad
En la sesión del mes de julio de 1908 de la Sociedad Odontológica Española (SOE) fue presentado este aparato por su autor. Gozó de un buen recibimiento en la profesión española, y disfrutó también de buena acogida en la Asamblea de la Federación Dental Internacional celebrada en Bruselas durante los días 7 y 8 de agosto siguientes.

La primera noticia del mismo tuvo lugar simultáneamente en las revistas “La Estomatología” [1908, 7, 239-248] y “La Odontología” [1908, 7, pp. 336] con el título de El Teradontógrafo, si bien en esta última publicación fue ampliamente redactada e ilustrada cinco meses después como El Teradontógrafo Subirana [1908, 12, pp. 550-560], con prácticamente idénticas redacción e ilustración que el artículo aparecido en “La Estomatología”.

Sugirió al autor la idea de fabricar este aparato la dificultad de formar un museo de modelos en los que se pudieran estudiar las anomalías de la oclusión dentaria y sus correcciones, de tal manera que con este artilugio se podrían simular todas las imaginables, activando los 32 dientes. Éstos, fabricados en caucho blanco, se apoyan cada uno en una bola que permitía toda clase de posibles movimientos, de la misma manera que el vástago que soporta cada bola podía acusar otros movimientos. La mitad de los dientes estarían integrados en cada una de las dos platinas que en su parte posterior se unen a un eje que las aproximaría por un movimiento de cremallera, de tal manera que simularían las posibles relaciones entre maxilar y mandíbula. Con estas posibilidades, en definitiva, se idearían toda clase de maloclusiones y malposiciones, pudiendo estudiarar así las relaciones dentarias y activar un tratamiento ideal.

No debiendo llegar a fabricarse en serie con destino a centros docentes odontológicos, pese a tenerse noticia del mismo, debió
caer en el olvido, por lo cual, aun reconocidos su ingenio y atractivo, no tendría otra difusión que la propia que el autor hiciera a quienes le consultaran personalmente. El aparato pasó a manos del doctor Luis de la Macorra, recibiéndolo tras su muerte en
herencia su hijo, Prof. José Carlos de la Macorra, poseedor en la actualidad. 

Bibliografía

• Anónimo. (1908). El Teradontógrafo Subirana. La Odontología, 12, pp. 550-560.
• Cardaci, L. (1908). El Teradontógrafo. La Odontología, 7, pp. 336.
• Planas, P. (1955). Discurso del Presidente de la Sociedad Española de Ortodoncia. Ortodoncia Española, 1, pp. 15-18.
• Ramírez de Arellano, M.L. Origen y evolución de la Ortodoncia en España (1872-1936). Madrid, Actas, pp. 137-215.
• Sanz, J. (2001). Subirana, Luis. Diccionario Histórico de Dentistas Españoles. Madrid, Acción Médica, pp. 64-66.
• Subirana, L. (1908). El Teradontógrafo. La Estonmatología, 7, pp.

Historia de la odontología

Luis Subirana Matas (1871-1938)

Nació en Figueras, Gerona, el 29 de mayo de 1871, y en su ciudad natal comenzó a los catorce años a trabajar como oficial mecánico con un dentista de la localidad. En 1888 se unió a un grupo de médicos italianos como mecánico dental y recorrió con ellos el litoral mediterráneo llegando hasta Cádiz, donde se despidió de ellos. Pasó después a Madrid y realizó algunos trabajos de prótesis dental para el célebre D. Cayetano Triviño, líder de la profesión dental en el país.

El 14 de febrero de 1893 culminó en la Facultad de Medicina de la Universidad Central el tercero de los exámenes  reglamentarios para la obtención del título de “Cirujano Dentista” vigente en el país desde 1874 para poder ejercer reglamentariamente esta profesión. Asimismo participó en la comisión para la reforma de la enseñanza odontológica y formó parte de la delegación de seis dentistas que visitó a la Reina regente en la mañana de Reyes de 1901 para transmitirle sus deseos de que se cursara como carrera universitaria, lo cual se consiguió el 1 de marzo siguiente.

Hombre activo como pocos, destacó en su profesión por empresas como la fundación de la revista “La Moderna estomatología”, en 1898, ostentando su dirección hasta el año de 1906 en que tuvo que abandonar este puesto por motivos de salud. En 1909 editó el libro Anomalías de la Oclusión Dentaria y Ortodoncia, que se convirtió en una referencia pionera en nuestro país, además de contemplar ese mismo año una edición en idioma francés. Subirana había orientado su especialización odontológica hacia el campo de la ortodoncia y no dudó en acudir a los centros más principales, visitando incluso al célebre Dr. Edward H. Angle en su país. Asimismo publicó otra obra titulada La salud por la instrucción. Una lanza en pro de la pedagogía biológica.

Fue profesor de ortodoncia en la Escuela de Odontología madrileña, única en el país en aquellos años, llegando incluso a ganar, por oposición, la cátedra de “Prótesis y Ortodoncia” el 8 de julio de 1917, pero fue impugnada por quienes hicieron constar que Subirana no poseía el doctorado en Medicina, ni siquiera era médico, de tal manera que fue desposeído del cargo de catedrático por Real Orden, lo cual ahondó la división que vivía la odontología en España entre las corrientes odontologistas y estomatologistas.

Por su labor quirúrgica maxilofacial en los hospitales franceses durante la I Guerra Mundial fue nombrado Caballero de la Legión de Honor, y en España fue distinguido como Caballero de la Orden Civil de Alfonso XII.

Luis Subirana Matas, que había iniciado una saga familiar odontológica que cumple su cuarta generación en la actualidad, falleció en San Sebastián, Guipúzcoa, el 26 de enero de 1938.