Florestán Aguilar fue un avanzado de la Odontología y las más de sus horas transcurrieron fuera de la clínica pues la profesión no recibía en su tiempo de incorporación a la misma unos mínimos legados consolidados. Él se encargaría de pertenecer al grupo que abriría diversos frentes muy necesarios. Su ámbito de actuación no era, que ya habría bastado, en límites de patria sino de internacionalidad y así creyó conveniente, como otros, configurar una unión internacional de dentistas representados en sus diversos países y a ello se adhirió, siendo además uno de los promotores.
Las reuniones internacionales de la Odontología mundial[1] habían comenzado en París del 2 al 9 de septiembre de 1889, en lo que se vino a llamar el I Congreso Dental Internacional[2] y al que solamente asistió un español, el preventivista D. Tirso Pérez, testigo de una Odontología patria en precario, sin siquiera sociedades científico-profesionales ni revistas dentales. Aguilar contaba entonces tan sólo 17 años de edad. A éste siguieron, en tiempos de su vida, otros siete, si bien la I Guerra Mundial interrumpió la cadencia quinquenal con la que aproximadamente se programaban:
I Congreso Dental Internacional, París, 1889
II Congreso Dental Internacional, Chicago, 1893
III Congreso Dental Internacional, París, 1900
IV Congreso Dental Internacional, St. Louis, 1904
V Congreso Dental Internacional, Berlín, 1909
VI Congreso Dental Internacional, Londres, 1914
VII Congreso Dental Internacional, Filadelfia, 1922
VIII Congreso Dental Internacional. París, 1931
Aguilar ya asistió al II Congreso Dental Internacional, que fue denominado también “World Columbian Dental Congress”, no obstante, como se verá, se celebraba en el ámbito de la conmemoración del IV centenario del Descubrimiento de América. A él acudieron como miembros de la “delegación española” Ramón H. Portuondo[1] -representante oficial de España en este congreso-, Juan Otaola, Harry Highlands, Eustaquio Calvo y Sierra, David L. Whitmarsh, Carlos L. Cadwallader y un Florestán Aguilar de tan sólo 21 años cumplidos. Eran también españoles, de otras geografías, en ese momento otros tres colegas, Thomas y Florencio de la Barrera, de la isla de Cuba, y Antonio Vergel de Dios, de Manila.
Del 14 al 19 de agosto se celebró este certamen en el Palacio de las Artes bajo la presidencia de L.D. Shepard, quien recibió con su alocución a los más de 1.100 dentistas presentes que habían llegado desde 22 países diferentes y al dirigirse al delegado español se refirió a la nación que representaba Portuondo como Esa nación que tomó parte tan activa en el descubrimiento de América… Este Congreso, como la exposición, se celebra en conmemoración del descubrimiento de América, y el lugar de honor que ocupa ese escudo (señalando al de España que está colocado en el centro rodeado de banderas americanas) y el haber elegido como nuestra insignia los colores de su bandera, que llevan estas medallas, son la mejor prueba que en esta ocasión podíamos dar de la admiración y amistad que sentimos por España. A ello, con entusiasmo patriótico correspondía Portuondo en su contestación: No puedo menos de sentirme emocionado al hallarme de nuevo en este país… representando a mi nación, que tan íntimamente se encuentra ligada á ésta en su historia de Colón y el descubrimiento de América[2].
Ítem más, la crónica del congreso, redactada por Aguilar, abunda en este sentido, tan parcialmente revisado en la actualidad: La Junta organizadora de los congresos ha concedido á España una honrosa distinción en estos certámenes. Como la Exposición ha sido hecha en celebración del centenario colombino y nuestra nación tomó parte tan activa en el descubrimiento de América, en el salón de sesiones ocupaba en el centro el lugar de preferencia un escudo de España de grandes dimensiones. Todos los individuos de la Junta directiva llevaban en el pecho una medalla indicando su cargo, sobre una cinta con nuestros colores nacionales.
Todavía en la crónica publicada profusamente en “La Odontología” se refiere al banquete que el día 18 ofrecieron los dentistas estadounidenses a los huéspedes extranjeros detallando algunos aspectos anecdóticos como que El menú estaba impreso en una artística cartulina en cuya esquina se veía la fecha 1492 y un grabado representando á Colón, las banderas española y americana, y la gloriosa nao Santa María. Más abajo una inscripción que decía: “Comida dada por los miembros del Congreso Dental Universal Colombino, en honor de sus amigos extranjeros”.
Florestán Aguilar presentó en este congreso un curioso ejemplar: la dentadura completa inferior del rey español Fernando VII, admirablemente esculpida en un solo trozo de marfil, pudiendo apreciarse todos los rasgos característicos de los dientes, la parte correspondiente de las encias está coloreada de rojo, al parecer con carmín[3]. Esta dentadura era propiedad del dentista F. Romero Cortés.
III Congreso Dental Internacional, París 1900. Aguilar en el nacimiento de la Federación Dental Internacional.
Siete años después, en 1900,tuvo lugar el III Congreso Dental Internacional, del 8 a 14 de agosto, al mismo tiempo que se celebraba el XIII Congreso Internacional de Medicina que tuvo a bien conceder por unanimidad a Santiago Ramón y Cajal el prestigioso “Premio Moscú”, instituido por esta ciudad para galardonar al trabajo médico o biológico más importante publicado en el mundo entero, durante cada trienio o intervalo entre dos Asambleas médicas[4] como refiere el sabio histólogo español. Ambas convocatorias coincidían en la Exposición Internacional celebrada en la capital francesa y la de los médicos, que tuvo lugar unos días antes, había acogido a la corriente “estomatologista”, esto es, a los especialistas que practicaban la dentistería con título previo de médicos.
En el recinto de la exposición, en el Palacio de Congresos, se vivió la inauguración del congreso dental a la que asistieron los más de cincuenta dentistas españoles entre los mil trescientos llegados de todas partes, doscientos más que en la convocatoria de Chicago[5]. Charles Godon era el presidente efectivo, Lecaudey el presidente honorario y Emile Sauvez el secretario y tras dar la bienvenida a los países presentes, llegando a España le concedió la palabra a Florestán Aguilar como alto representante, quien disertó en el apartado científico sobre la corrección inmediata de las malposiciones dentales (con su posterior demostración clínica) y sobre la enseñanza del arte dental y las escuelas libres, que daría pie en definitiva a la constitución de una “Comisión de enseñanza”.
Entre las 21 resoluciones de este congreso se acordó la creación de una “Confederación Dental Internacional permanente, constituida por los Comités Nacionales que han sido nombrados para el Congreso Dental, y representados por un Consejo ejecutivo” (11ª) y “Que en la última sesión del Congreso, el día 14 de Agosto, sea nombrada una comisión de siete o nueve miembros que constituirá el Consejo ejecutivo de la Federación Dental Internacional” (14ª), debiendo celebrarse la próxima cita cinco años después. Este Consejo ejecutivo fue elegido en la última sesión y quedó integrado por nueve miembros[6] de diferentes países que eligieron por presidente a Charles Godon y por secretario a Emile Sauvez, designándose al día siguiente la “Comisión internacional de enseñanza[7]”, de la que formaría parte Florestán Aguilar, quien había sido elegido miembro del Comité ejecutivo por España, Portugal, Italia y América Latina. Nacía la Federación Dental Internacional (FDI) con tres objetivos principales: la preparación de reuniones y congresos dentales internacionales, mantener lazos de unión entre los diversos comités nacionales y constituir las comisiones internacionales que considerara oportunas, todo lo cual redundaría en el adelanto de la Odontología en el mundo. La FDI tendría su sede en l’École Dentaire de Paris y, a modo de delegaciones, en el seno en cada domicilio de los miembros de la comisión. Aguilar controlaba así la sección española desde su casa.
A partir de este momento la presencia de Aguilar en la recién constituida agrupación de odontólogos de todos los países sería activa y constante. No faltó a ninguna de las reuniones anuales como tampoco a ninguno de los congresos internacionales celebrados desde su fundación hasta el año de 1933, fueran europeos o transoceánicos. En responsabilidades de gobierno de la F.D.I. desempeñó, desde el compromiso, los más altos cargos, de Secretario general (1914-1926) y de Presidente (1926-1931), siendo reconocido a partir de esta última fecha con la Presidencia de honor.
Presidentes de la F.D.I.
Charles Godon (1901-1904)
Willoughby D. Miller (1904-1907)
Emile Sauvez (1907-1909)
William D. Paterson (1910-1915)
Truman W. Brophy (1921-1926)
Florestán Aguilar (1926-1931)
Georges Villain (1931-1936)
El subcomité del Consejo ejecutivo de la FDI decidió celebrar sus reuniones durante el meeting anual de la “British Dental Association”, que tuvo lugar del 3 al 6 de agosto de 1901 en Cambridge. Aguilar aprovechó el viaje para invitar a dicha asociación a participar en el XIII Congreso Internacional de Medicina que se celebraría en Madrid en 1903 y tendría una sección de “Odontología”. Este mismo año ya se le eligió para vicepresidente del Consejo ejecutivo[10].
Aguilar participó activamente en su comisión, la de enseñanza de los estudios dentales. Tenía muy recientes los trabajos e informes por él dirigidos al Gobierno español para la creación del título de “Odontólogo”, inspirados en su propia experiencia formativa norteamericana y además había recabado experiencias de otros países, de ahí que apareciera como una autoridad en el tema y despertara el respeto de sus compañeros de otros países. Finalmente, la comisión aceptó tres de sus propuestas, tajantes, aproximando los estudios al uso norteamericano, esto es, independiente de la carrera de Medicina aunque con conocimientos comunes en los primeros años[11].
Madrid, 1903. La Sección de Odontología-Estomatología del XIV Congreso Internacional de Medicina.
En1902 asistió Aguilar al meeting de la FDI en Estocolmo, donde tenía lugar el congreso de los dentistas escandinavos, de tal manera que consiguió el nombramiento de delegados de Dinamarca, Suecia, Noruega y Finlandia para el próximo congreso a celebrar en Madrid al año siguiente. Lo mismo había trabajado en Alemania, logrando en Munich el compromiso de que los dentistas de aquel país designaran a la gran autoridad científica de la Odontología, Willoughby D. Miller, como delegado para este próximo encuentro. Su laboriosidad diplomática consiguió, en fin, que el Comité ejecutivo de la F.D.I. se reuniera en Madrid aprovechando el XIV Congreso Internacional de Medicina y lo mismo decidió la Sociedad Dental Americana de Europa.Fue la “Sección XII.- Odontología y Estomatología” en la celebración madrileña la más numerosa, con 460 asistentes, movidos por el secretario general de la sección, que no era otro que un Aguilar en pleno dominio de la situación y el día 23 de abril de 1903 llenó el Teatro Real con una decoración que de su patrimonio había cedido el Real Palacio.Aprovechando el éxito y la trascendencia de esta sección, se impulsó intramuros la constitución de la Federación Odontológica Española (F.O.E.), de la que resultó elegido presidente.
De nuevo América del Norte acogía a los dentistas de todo el mundo durante los días 29 de agosto a 3 de septiembre de 1904 en el IV Congreso Dental Internacional. Por parte española fueron nombrados delegados del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes los dentistas Florestán Aguilar, Jaime D. Losada y Luis Subirana. Previamente, el día 25, se reunió la F.D.I. bajo la presidencia de Godon para tratar diversos asuntos. Fue presidido por H. J. Burkhart y asistieron 1600 dentistas, quienes pudieron seguir la parte teórica y la muy notable práctica, entre ellos el consagrado Miller -que obtuvo la medalla de oro del congreso-, Angle, Brophy, Peeso, Talbot, Godon o Martin, glorias contemporáneas convertidas en vida en clásicos de la Odontología. Tras este congreso sería elegida la nueva junta directiva, presidida por W.D. Miller, como secretario general sería nombrado E. Kirk, y por tesorero F. Aguilar, completándose con los vicepresidentes E. Sauvez y R. Weiser, y por secretarios adjuntos F. Shaeffer-Stucker, P.Guye y B.L. Thorpe. Con el cargo de presidente honorario se reconoció la labor de Ch. Godon[12].
A la reunión de la F.D.I. en Hannover, 7 de agosto de 1905, acude Aguilar, que presenta las cuentas de tesorería y son aprobadas. Interviene en el debate sobre enseñanza dental apoyando las tesis de su compañero italiano V. Guerini[13], partiendo a continuación hacia Rusia para estudiar las organizaciones dentales de aquel país, a cuyos protagonistas tendrá que socorrer en su momento con ayuda liderada por él.
Cada año traía su cita internacional odontológica a través de la F.D.I., de la que no quedó fuera de sus puestos directivos. El meeting de la federación tiene lugar en Ginebra durante los días 8 y 9 de agosto de 1906 y a él acude, llegando de Berlín, donde ha asistido a la reunión anual de la Sociedad Dental Americana en Europa, de la que forma parte como antiguo estudiante en los EE.UU. y partirá después hacia el Congreso odonto-estomatológico italiano que se celebrará en Milán. Son los intensos veranos de un Aguilar pletórico que no ceja en sus esfuerzos por consolidar la homogenización de la Odontología universal en muy diversos aspectos.
Los 8 y 9 de agosto de 1907 se celebró la sesión anual en Amsterdam, con la triste ausencia del recién fallecido Miller, siendo designado Emile Sauvez presidente de la reunión y de la F.D.I.[14] En la siguiente reunión de 7 al 9 de agosto de 1908 celebrada en Bruselas, Aguilar presentó dos propuestas, que las reuniones tuvieran carácter bianual y que los representantes de cada nación presentaran una memoria relatando el movimiento y progreso científico odontológico, efectuado en sus países desde la anterior sesión[15].
Para el periodo 1909-10 se eligió nueva junta directiva, quedando compuesta como sigue: presidente, M. Patterson; vicepresidentes: F. Aguilar, T. Brophy, F. Jean, J.H. Mummery, O. Walkhoff y R. Weiser; secretario F.Shaeffer-Stuckert y tesorero M. Rosenthal[16]. Don Florestán ascendía en el escalafón de la dirección internacional, lo cual beneficiaba también a la odontología española. Junto a sus colegas Luis Subirana, José Zarzoso, Amado, Julián de Ariño y Manuel Palacios Díaz, acudía a Berlín durante los días 23 a 28 de agosto de 1909.
En 1910 asistió a la reunión de París que coincidía con la celebración de la reunión de la Sociedad Dental Americana en Europa. Era el momento idóneo para la inauguración de la estatua en homenaje a Horace Wells en la place des États-Unis, reconociendo su fundamental aportación a la anestesia[17]. Acudió asimismo a la reunión de Londres, celebrada durante los días 1 a 3 de agosto con motivo de la reunión de la British Dental Asociation, y fue quien anunció la ponencia de Bernardino Landete como representante del Gobierno español, que le había becado[18].
Tampoco faltó a las siguientes citas de Estocolmo (29-31 de agosto de 1912), coincidiendo con su congreso dental nacional[19] y de La Haya y Amsterdam los días 27 y 28 de 1913[20]. Allí se disertó sobre el tratamiento uniforme en las clínicas escolares, de la ética profesional con su implantación en los estudios odontológicos, etc., y Aguilar, que acude con L. Subirana, pide que en el próximo congreso de 1914 el español sea idioma oficial y lo logra. Habla de los adelantos vividos en España, con aumento de las plazas del profesorado -1 cátedra más-, servicio dental en el Ejército o la creación de inspectores de Odontología en cada provincia.
La reunión de Londres en 1914 estuvo condicionada por el triste ambiente que se vivía internacionalmente. Eran vísperas de la I Guerra Mundial y muchos países excusaron su asistencia. Por parte española llegaron a la capital británica F. Aguilar, M. Valenzuela, J. Losada y L. Subirana, mientras el resto no pudo pasar de París. Durante las sesiones programadas se trataron los asuntos programados, pero al tercer día hubo que suspender las tareas congresuales por orden del Ministerio de la Guerra de aquel país pues necesitaba los locales de la Universidad para habilitarlos como cuartel y alojar a las tropas expedicionarias concentradas en Londres. Aguilar, que fue elegido Secretario general de la F.D.I., siguió manifestando los adelantos de su profesión en España y propuso que en 1919 aquí se celebrara el congreso[21]. La actividad de la F.D.I. quedó paralizada durante los años de la guerra y tan solo en 1915 hubo una reunión, en San Francisco, que se denominó “Congreso Panamá-Pacífico” y cuya presidencia fue ostentada por Aguilar, previa designación. No hubo, pues, reuniones hasta el año de 1921, celebrándose en La Haya un meeting no oficial.
Madrid, 1922. Reunión de la F.D.I.
Del 4 al 7 de septiembre de 1922 España acogió a los dentistas de todo el mundo una vez había superado la gran guerra, aunque sin saber el mundo que no entraba sino en un periodo de entreguerras. En el Palacio de Exposiciones del Retiro madrileño y con la asistencia del Rey de España y del presidente de la F.D.I., Truman Brophy, se inauguró el Congreso Dental Español, durante el cual tendría lugar la reunión de la F.D.I.
Aguilar llevó la mano en los principales actos del congreso español y de la F.D.I., prodigándose en sesiones científicas –presidió las secciones segunda, cuarta y sexta- y también en actos sociales, recibiendo los compañeros extranjeros la mejor impresión de la Odontología española.
Entre el 6 y el 8 de agosto de 1923 acudió a la reunión de la F.D.I. El día 7 visitaban los reunidos la tumba del recién fallecido fundador Charles Godon en el cementerio de Père Lachaise[22]. Aguilar estaba inmerso en la ayuda a los dentistas rusos -véase más adelante- y partía después hacia América y Japón. Del 5 al 7 de agosto del año siguiente tuvo lugar la reunión anual en Luxemburgo a la que acudió el secretario general cargado de documentos pues no dejaba tema sin preparar[23].
Asistió Aguilar a la reunión de Ginebra que se celebró del 3 al 6 de agosto de 1925 como preparación del congreso a celebrar en Filadelfia[24]. Sería comisionado, por Real Orden, de 3 de julio de 1926, junto a Ciriaco Juan Mañes Retana y Luis Subirana como delegados[25] de este VII Congreso Dental Internacional que se celebró del 23 al 27 de agosto de 1926 coincidiendo con la Exposición Universal con que aquel país conmemoraba su independencia. Llegaron con gran regocijo los dentistas que no se habían podido reunir desde la cita de Londres, ocho años atrás, I Guerra Mundial de por medio. Tal era el deseo de encontrarse que el número de participantes pasó de veinte mil, los cuales contemplaron el nombramiento de Aguilar como presidente de la F.D.I.
Las siguientes reuniones fueron presididas por él. En 1927, del 6 al 9 de agosto, se celebró en Copenhague, un año después, del 1 al 5 del mismo mes en la universidad de Colonia[26], proponiéndose premios para el “tratamiento de canales” de cara al congreso de París de 1931; del 5 al 11 de agosto de 1929 la reunión tuvo lugar en Utrecht[27], coincidiendo con el Congreso de Higiene oral de los dentistas holandeses y acudieron los odontólogos españoles E. Lluria y J. Valderrama, y en esta reunión se acordó por unanimidad conceder el Premio Miller a Aguilar -véase más adelante-. Por último, durante los días 10 a 16 de agosto de 1930 se celebró en Bruselas la XXIV la última sesión anual bajo su presidencia, con una exposición de Higiene dental abierta al público[28]. Al terminar esta reunión, Aguilar dictó un discurso resumiendo la trayectoria y razón de ser de la federación: No es una sociedad de individuos, representa la unión de sociedades, centros y agrupaciones profesionales de todo el mundo, las cuales designan sus delegados a nuestras sesiones, constituyendo así un verdadero Senado Internacional que pueda obrar como cuerpo consultivo para orientar, provocar y dirigir el movimiento progresivo odontológico en nuestras naciones en materia de educación y enseñanza, legislación profesional, ética, investigaciones científicas y todo lo que representa organización corporativa y relaciones internacionales como base fundamental del progreso[29].
Aguilar acudió al VIII Congreso Dental Internacional que se celebró en París, el 3 de agosto de 1931. Al término del mismo cesaba en su cargo y era sucedido por Georges Villain, si bien se le nombraba presidente de Honor y era también propuesto para una de las vicepresidencias, con el objeto de que labore directamente en la dirección de la Federación[30], aceptando ambos nombramientos. Durante los días 3 y 4 de febrero de 1933 se reunió el Consejo ejecutivo en la Escuela Dental Belga de Bruselas, en sesión anual de la FDI. Ya no pudo asistir Aguilar, como recogió su revista: Ha sido la primera de esta clase, a la que no ha podido asistir el Dr. Aguilar, impedido, muy a pesar suyo con motivo de su reciente operación en la vista, de la que aún no está restablecido[31]. El que fuera fundador y después presidente de la F.D.I. no acudiría más a estos foros en los que tanto aportó a la dentistería mundial.
Aguilar, mediador y gestor del socorro a los dentistas rusos.
En la sesión de clausura de la reunión de la F.D.I. celebrada en Madrid en 1922 se leyeron dos comunicaciones de colegas rusos, de Odessa y San Petersburgo, en las que manifestaban sus carencias, fuera por las epidemias de cólera y tifus los primeros, fuera por la represión que vivían en esos momentos por el régimen instaurado. El Consejo ejecutivo de la federación decidió acudir en socorro de sus colegas, asilados, designando un delegado que fue Florestán Aguilar. De inmediato se comprometió y marchó a Ginebra para solicitar a la Comisión de higiene de la Sociedad de las Naciones y a la Misión Nansen el pasaporte con que acceder a Moscú[32] por Letonia, Estomia y Lituania para entrar por Riga y llegar a la capital moscovita, constituyendo aquí un comité de dentistas rusos para organizar un reparto de víveres, libros e instrumentos -estuches odontológicos completos- con el apoyo del gobierno ruso[33].
Con el cambio de régimen los compañeros rusos habían quedado desahuciados y la solidaridad internacional de sus colegas fue formidable. Al frente de la gestión estuvo Florestán Aguilar, quien predicó en los Estados Unidos la necesidad imperiosa de ayuda y nada mejor para ello que articularla a través de la federación que congregaba a los profesionales repartidos por todo el mundo, la F.D.I. No obstante, el testimonio personal del secretario general de la federación transmite perfectamente el estado de la cuestión en esas fechas en las que escaseó, por intervención y apropiación del nuevo Estado, el material con el que los dentistas rusos pudieran trabajar, con las subsiguientes consecuencias de dejar a una población desatendida aun en lo más elemental. La introducción de la nueva política económica no vino a solucionar nada pues no se devolvió el material “nacionalizado”, de ahí que numerosos dentistas soviéticos decidieran escribir a sus compañeros con el fin de recabar su ayuda, como así sucedió. En buena medida por la intervención de Aguilar[34].
La concesión del “Premio Miller”.
La FDI instituyó el “Premio Miller” en 1907, tras la muerte del sabio dentista e investigador y en su memoria. El norteamericano Willoughby D. Miller (1853-1907)[35], el hombre de referencia en la Odontología mundial, el gran científico. Compendio de sus investigaciones bacteriológicas publicadas en 1889 y 1890 sería su obra “The Micro-Organisms of the human teeth” con la original y definitiva teoría quimio-parasitaria etiopatogénica de la caries dental, según la cual los hidratos de carbono retenidos en la superficie dental fermentaban por la acción de componentes bacterianos habituales en la flora bucal, de tal manera que se iniciaban así pequeñas lesiones cariosas que serían aprovechadas por otras bacterias para profundizar en la lesión. Aceptó el cargo de su país para dirigir la facultad de Odontología de la universidad de Michigan y allí regresaba en 1907 desde Alemania cuando en julio de este año paró en Alexandria a visitar a una hermana, sorprendiéndole una enfermedad de la que no pudo escapar, falleciendo el 27 de este mes en el Hospital de Newark a consecuencia de una peritonitis padecida tras la extirpación del apéndice. Al año siguiente la FDI instituyó en su memoria y con su nombre el “Premio Miller Internacional”.
El reglamento del premio se concentraba en cuatro artículos rotundos:
1. El Premio Miller se concede cada cinco años a una o varias personas.
2. Las proposiciones (sic.) de candidatura deben ser presentadas por Delegaciones nacionales a la sesión del Consejo Ejecutivo de la F.D.I. que preceda dos años al Congreso Dental Internacional.
3. En la sesión siguiente el Consejo Ejecutivo designará el o los premiados.
4. La entrega del Premio se verificará al año siguiente, durante la sesión inaugural del Congreso Dental Internacional, por un miembro del Consejo Ejecutivo designado por éste para presentar al o a los laureados, indicando los motivos porque ha o han sido elegidos[36].
Hasta el momento, el galardón más importante de la Odontología mundial había sido obtenido por el norteamericano Green Vardiman Black (1910), el francés Charles Godon (1914), el británico John Howard Mummery (1923), el norteamericano Truman Brophy (1928), y el alemán Willhem Dieck (1931).
En la reunión que el Consejo Ejecutivo de la F.D.I. tuvo en Utrecht en 1929, se decidió por unanimidad otorgar este galardón a Aguilar, el cual le fue entregado por Georges Villain, presidente del VIII Congreso Dental Internacional celebrado en París en 1931 y también Secretario general de la F.D.I., quien pronunció un discurso en el que destacó los méritos del premiado[37]. En el diploma referido consta la razón de este otorgamiento: Pour ses travaux en de nombreuses branches de la profession Odontologique. En el friso de esta especie de Nobel de la Odontología figuraba para siempre Florestán Aguilar y Rodríguez, broche de oro a esos treinta años de dedicación intensa. A ninguno de los seis congresos ni a las veinticuatro reuniones internacionales celebradas faltó él, uno de los fundadores de la federación que se encamina hacia su CXXV aniversario.
[1] Cfr. SANZ, J. LÓPEZ BERMEJO, M.A. Naissance de la Fédération Dentaire Internationale, FDI, 1900, Paris. Actes de la SFHAD, 14, 60-62. Sobre los primeros tiempos de la F.D.I., consultar: FÉDÉRATION DENTAIRE INTERNATIONALE. Comptes rendus de la première période (1900-1920). Madrid, La Odontología, 1920. ENNIS, J. The Story of the Federation Dentaire Internationale. London, Federation Dentaire international, 1967.
[2] GYSEL, C. Un centenaire. Le premier congrès dentaire international. L’Information Dentaire, 27, 1989, págs. 2413-2419.
[3] Cfr. SANZ, J. Ramón Portuondo. Un dentista olvidado. Odontólogos de Hoy, 39, 2019, págs. 44-46.
[4] Cfr. El Congreso Internacional de Dentistas en Chicago. La Odontología, 17, 1893, págs. 659-677.
[5] La Odontología,20, 1893, págs. 585-586.
[6] Así lo refiere el propio galardonado en su autobiográfica obra Recuerdos de mi vida. Madrid, Imprenta de Juan Pueyo, 1923, pág. 320. De tal trascendencia gozaba este premio, que se creó en su honor y bajo su dirección el después célebre “Laboratorio de Investigaciones Biológicas”, al principio en un hotel de la madrileña calle Ventura de la Vega para trasladarse meses después al Museo del Doctor Velasco, en Atocha, frente a la estación del ferrocarril.
[7] Cfr. en lo sucesivo III Congreso Dental Internacional. París-Agosto-1900. La Odontología, 9, 1900, págs. 397-442.
[8] Eran éstos Aguilar, Cunningham, Förberg, Godon, Grevers, Harlan, Hesse, Pichler y Sauvez.
[9] Compuesta por Aguilar, Arkovy, Brophy, Burne, Cunningham, Godon, Grevers, Guillermin, Giuria, Hesse, Kirk, Limberg, Martinier, Patterson, Queudot, Rosenthal y Sandstedt.
[10] AGUILAR, F. Progresos profesionales. La Odontología, 9, 1901, págs. 385-392.
[11] Todo ello puede seguirse profusamente en La Odontología,6, 1902, págs. 282-298; 7, págs. 337-361; 8, págs. 394-430.
[12] La Odontología, 1, 1905, págs. 40-41.
[13] Ídem., 9, 1905, págs. 450-453.
[14] Ídem., 10, 1907, págs. 475-477.
[15] Ídem., 11, 1908, págs. 526-527.
[16] Ídem., 1, 1909, pág. 607.
[17] Ídem., 5, 1910, págs. 240-247.
[18] Ídem., 10, 1911, págs. 535-540. Gaceta de Madrid, 212, 31 de julio de 1911, pág. 334.
[19] Ídem., 1913, 1, págs. 46-48; 2, págs. 92-98; 3, págs. 200-206.
[20] Ídem., 1914, 1, págs. 31-39; 2, págs. 107-113; 3, págs. 170-172; 4, págs. 223-233.
[21] Ídem., 11, págs. 619-625; 12, págs. 701-706.
[22] OTAOLA, J. La XVI reunión de la Federación Dental Internacional en París. La Odontología, 9, 1923, págs. 414-423.
[23] OTAOLA, J. FEDERACIÓN DENTAL INTERNACIONAL. 17 sesión. Luxemburgo, 5 agosto 1924. La Odontología, 9, 1924, págs. 487-491.
[24] La Odontología, 10, 1925, págs. 484-487.
[25] Gaceta de Madrid, 188, de julio de 1926, pág. 157.
[26] La Odontología, 4, 1930, págs.177-182.
[27] Ídem., 1930, 10, 491-495; 11, págs. 528-529.
[28] Ídem., 1, 1931, págs. 44-59.
[29] Ídem., pág. 51.
[30] Ídem., 9, 1931, pág. 452.
[31] Ídem., 4, 1933, pág. 247.
[32] Socorro a los dentistas rusos. Una obra importante de la Federación Dental Internacional. La Odontología, 10, 1922, págs. 473-474.
[33] MÁRQUEZ, E. El socorro a los dentistas rusos. La Odontología, 1924, 1, págs. 44-51; 2, págs. 125-126; 3, págs. 220-222.
[34] Muy interesante es el testimonio de Aguilar publicado en su revista: Lo que yo he visto en Rusia, y planes de socorro. Un mensaje del Secretario General de la F.D.I. La Odontología, 1, 1924, págs. 47-51.
[35] SANZ, J. WILLOUGHBY D. MILLER (1853-1907). Diccionario biográfico histórico de Dentistas. Madrid, Delta Publicaciones, 2018, págs. 109-110.
[36] La Odontología, 10, 1931, pág. 511.
[37] Ídem., 9, 1931, págs. 426-430.