Hablamos con José María Malfaz Vázquez.

 

MLa imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es Maldof-3.jpgédico y Odontólogo. Expresidente de A.E.D.E. se dedica en exclusiva a la endodoncia. Nos cuenta los avatares de su vida y nos invita a un paseo por el mundo de la endodoncia, recordando en todo momento la importancia de un buen diagnóstico, atenerse a la evidencia científica y trabajar en condiciones propias del Siglo XXI.

Patricia Puértolas

¿Cómo surgió tu vocación por la odontología?

Tuve el privilegio de nacer en un ambiente propicio para amar u odiar esta profesión. En mi caso yo quería ser como mi padre y como mi abuelo que amaban lo que hacían. A mí me pasó como a muchos compañeros, nací prácticamente en una clínica dental dado que entonces muchas consultas compartían parte de la vivienda familiar. Naces escuchando ese soniquete de la turbina, aspiración, naces oliendo a cómo olían aquellas consultas, ese olor tan característico a cresophene o eugenol.

Las tres generaciones de dentistas en mi familia pertenecemos a planes de estudios diferentes, mi abuelo Abilio Vázquez era médico y odontólogo de la época previa a la estomatología a la que pertenece mi padre que es médico Estomatólogo. Después yo cuando estaba estudiando medicina cambiaron los planes de estudios y transformaron las escuelas de estomatología en las facultades de odontología, en mi caso al igual que mi hermana Coral, decidí acabar medicina y una vez finalizado acceder al cupo para médicos de la facultad de Odontología de Granada.

Allí en Granada tuve la suerte de conocer a Alejandro Ceballos, mi mentor en la facultad de odontología, él me inspiro y me motivó para ser un buen profesional. Gracias a su perseverancia logré terminar bajo su dirección mi tesis doctoral, siempre me decía tienes que leerla “la tesis doctoral es muy importante y nunca sabrás para que te va a servir en el futuro”. Efectivamente esa tesis doctoral y todo lo que Alejandro me inculcó ha sido para mí como un salvoconducto y un hilo conductor en mi carrera. Si hubiese habido facultad de Odontología en Valladolid cuando llegué, posiblemente me hubiera dedicado en profundidad a la docencia y a la investigación.

¿Cómo fueron tus inicios profesionales?

Después de tantos años estudiando, 9 años entre medicina en Tenerife y odontología en Granada lo que tienes ganas es de trabajar e independizarte económicamente. Aunque mi intención inicial siempre fue volver a Tenerife a la consulta de mi padre, aterricé en la ciudad de Valladolid por casualidad. Valladolid realmente es la cuna de mi familia, de hecho, mi apellido Malfaz es originario de un pueblo de Valladolid, Cigales, famoso por su vino clarete. Donde mi abuelo paterno fue médico y ejerció prácticamente toda su vida. A su vez mi abuelo materno era un reconocido dentista que tenía su consulta en la plaza mayor de Valladolid y donde mi madre aprendió la profesión, cómo no me iba a quedar aquí.

Los inicios profesionales se viven con ilusión y los míos la verdad que fueron muy buenos no me puedo quejar, aunque en aquellos años 1992 y 1993 teníamos una crisis económica terrible en España, era relativamente fácil abrir tu propia consulta no había tantas normativas como hay en la actualidad. Aunque yo empecé a finales de 1992, fue 2 años después que me pude dedicar en exclusiva a Endodoncia. En esa misma época nos casamos Mar y yo, y tuvimos que pedir un crédito para poder hacer frente a los gastos de la clínica para poder dedicarla exclusivamente a endodoncia, renunciando a los ingresos que suponía la dedicación a la odontología general.  En Valladolid jugaba con una ventaja, los dentistas más veteranos que estudiaron con mi padre y los que conocieron a mi abuelo enseguida confiaron en mí y gracias a ellos no me costó prácticamente nada despegar como endodoncista. Así poco a poco me fui estableciendo y teniendo referidores de forma estable en mi consulta de Endodoncia y Traumatología dental.

¿El aterrizaje en la endodoncia cómo se produjo en aquellos tiempos, en que no había la oferta en másteres y cursos de posgrado en nuestras universidades como hoy?

En un principio me formé en Endodoncia con lo que me enseñaba mi padre, estudiando de todo libro de Endodoncia que caía en mis manos, apuntándome a todos los cursos que había y si tenías suerte te invitaba algún endodoncista de renombre a verle trabajar a su consulta, en mi caso tuve el privilegio de ser acogido unos días por Joan Olvieres en Barcelona, y de verdad que esta era la forma más habitual en aquella época de aprender una especialidad en España.

También desde un primer momento fue muy importante participar de las sociedades científicas, me hice socio de la Asociación Española de Endodoncia y de la American Association of Endodontists para poder asistir a todos los congresos que podía y precisamente en uno de ellos allá por el año 1998 en Nueva York conocí a mi mentor en endodoncia, Borja Zabalegui, persona que me marcó un antes y un después como endodoncista. Me acuerdo que le pregunté si me podía enseñar cirugía endodóntica y me dijo que no, que lo que me iba a enseñar era endodoncia de verdad como a él le habían enseñado en California. Y así fue, con él me formé en su casa literalmente, durante un intenso año y desde entonces formamos un equipo que va creciendo día a día.

¿Qué motivó tu decisión de formarte en Estados Unidos? ¿Hasta qué punto esta decisión ha marcado su vida profesional?

Era un sueño para mí ser especialista en Endodoncia, el hecho de no estar reconocida las especialidades en España fue también un punto determinante a la hora de tomar la decisión de irte fuera de España en busca de un lugar donde estuviese reconocida la especialidad, donde se forman especialistas conforme a unos protocolos académicos basados en la evidencia científica, donde se forman verdaderos especialistas en la materia. Quería aprender de primera mano lo que sabían aquellos endodoncistas que conocía de conferencias en los congresos internacionales y sus artículos científicos. Nosotros teníamos una endodoncia diferente, en España éramos muy buenos clínicos, pero nos faltaba algo.

«Era un sueño para mi ser especialista en Endodoncia, el hecho de no estar reconocida la especialidad en España fue también un punto determinante a la hora de tomar la decisión de irte fuera de España»

Borja, que fue el primer Endodoncista español titulado en Endodoncia en Estados Unidos, que me hizo una carta de recomendación y me abrió las puertas de la University of Southern California para formarme como especialista con el Prof. James H Simon. No fue fácil después de 10 años trabajando en mi consulta de Endodoncista, profesionalmente reconocido, renunciar a todo e irte a Estados Unidos a estudiar casi 2 años y medio, a tiempo completo 6 días a la semana, mis amigos no lo entendían. Cerré la puerta de mi consulta, mi mujer y yo hicimos las maletas, cogimos a nuestro perro y nos fuimos a vivir a Los Ángeles.

¿Hasta qué punto esta decisión ha marcado su vida profesional?

Es una decisión que ha marcado profundamente mi vida profesional y personal, es una experiencia muy enriquecedora en todos los aspectos. Además que para mí fue un trampolín internacional, de haber estudiado bajo la dirección del profesor James H Simon que además me ofreció quedarme allí, de haber sido uno de los pioneros a nivel mundial del uso del CBCT en Endodoncia y Traumatología dental, premiado por Asociación Americana de Endodoncistas, de tener el honor de ser uno de los coautores en la última edición de lo que se considera la biblia de la endodoncia el libro Ingle´s Endodontics, invitado a dar conferencias y seminarios por medio mundo compartiendo muchas veces cartel con aquellos que eran tus referentes endodónticamente hablando, y sobre todo tener grandes amigos en todos los rincones del planeta. Cuando das un paso así en tu vida profesional y cambias de país debes tener claro qué vas a hacer cuando acabes y te gradúes de la especialidad. Yo cuando me gradué tuve muchas ofertas profesionales que rechacé, yo soy feliz aquí en España, en la ciudad de Valladolid que tan bien me acogió desde un principio, con mis referidores, mis pacientes, mis alumnos y mis amigos.

¿Cómo se ha vivido en la endodoncia el paso de lo analógico a lo digital, de las pequeñas placas de acetato a la pantalla del ordenador?

Recuerdo como si fuese ayer cuando mi padre nos enseñaba de niños a mi hermano Luis y a mi a revelar radiografías, siempre le vimos desde pequeños como se metía en un cuartito con su luz roja para revelar y nos decía lo importante que era una buena radiografía. Esta transición de la radiología analógica a digital fue muy fácil, pasar de ver una imagen en una placa muy pequeñita que teníamos que revelar con esos líquidos, a poderla ver en una pantalla más de 200 veces ampliada al instante fue una revolución.

Todo esto simplemente es la punta del iceberg del cambio tecnológico, el paso de la radiografía analógica a la radiografía digital es solamente una pequeña muestra de los cambios tan tremendos que ha dado la especialidad de endodoncia en las últimas décadas, de hecho ahora para nosotros es imprescindible la radiología digital volumétrica en 3 dimensiones.

¿Estamos en la era de la endodoncia digital y mecanizada o ya está superada esa fase? ¿Cuál es el momento actual en endodoncia?

Esta es una pregunta muy profunda, porque si nos referimos a la forma de preparar los conductos, si lo hacemos de forma mecanizada o manual, entramos en un error de concepto muy extendido en la odontología general, porque las limas manuales son imprescindibles en varias fases de la preparación de los conductos radiculares, y las limas mecanizadas facilitan y complementan el trabajo a estas primeras. Y erróneamente lo que se pretende vender por intereses comerciales y sin base científica es que la lima mecanizada es la varita mágica que hace todo el trabajo.

Si nos referimos a una endodoncia digital o automatizada nos encontramos que la tendencia hoy en día en las líneas de investigación es poder hacer tratamientos de conductos in vivo sin utilizar lima alguna mecánica o manual. Estas líneas de investigación no son nuevas prácticamente son desarrolladas a partir de trabajos in vitro que llevan con nosotros más de 25 años. Cuando hice la especialidad en Estados Unidos una cosa fundamental que aprendí, es que la lima es lo de menos en el proceso del tratamiento de endodoncia, lo más importante pasa por el diagnóstico para tener muy claro el objetivo de tratamiento sustentado en unos principios biológicos y científicos que prácticamente no han cambiado en los últimos 100 años. Lo que evoluciona es la forma de llegar a ese mismo resultado para “conservar diente, hueso y papila”.

«La próxima inversión que haremos es la incorporación de la ‘navegación guiada en endodoncia’ con el propósito de ser más precisos a la hora de trabajar»

¿Cuál es tu próxima apuesta innovadora en la clínica?

La próxima inversión que haremos es la incorporación de la “navegación guiada en endodoncia” con el propósito de ser más precisos a la hora de trabajar por ejemplo en esos conductos calcificados, acceder de una forma más conservadora en esas zonas donde actualmente no podemos. Realizar tratamientos, por decirlo de algún modo retórico, más mínimamente invasivos.  Y con el mismo objetivo tengo previsto incorporar un sistema para preparación e irrigación de conductos que se llama GentleWave ® que está revolucionando la endodoncia.

En este punto quiero recalcar que me parece muy importante que tenemos que ser conscientes que la tecnología avanza más deprisa que nuestra capacidad de amortizar económicamente lo que tenemos que invertir para no quedarnos obsoletos. Esto realmente es un problema que tenemos nosotros cuando compramos tecnología y esa tecnología posiblemente en poco tiempo esté desfasada, yo intento evitar que mi consulta o nuestras consultas sean un cementerio de aparatos que ya no usamos, y esto tristemente es una realidad. Hay países europeos que tienen otra cultura, o como en Estados Unidos, donde los tratamientos de endodoncia tienen un coste económico para el paciente prácticamente equiparable a un implante. Ahí está la diferencia muchas veces en la capacidad de invertir en tecnología que nos ayude a mejorar el tratamiento que le podemos ofrecer al paciente. Esto es muy importante y quiero que quede muy claro, lo primero es que no significa que el pronóstico de estos tratamientos sea mejor utilizando más tecnología, lo único que se puede significar es que la selección de casos es mucho más amplia y podemos realizar tratamientos más complejos en situaciones antes inaccesibles. Segundo, un profesional no es mejor porque invierta más en tecnología, es al revés, el buen profesional invierte en la tecnología que necesita para mejorar en su trabajo.

Hay quien desprecia la endodoncia, y probablemente más de uno, en favor de la extracción para poner un implante. ¿Qué le puedes decir a estos compañeros, sin morderte la lengua?

Todos los que me conocéis sabéis que no me suelo morder la lengua.

Hay un concepto básico para contestar esta pregunta; No podemos plantearnos la ecuación implantes versus endodoncia, los implantes sirven para rehabilitar los espacios edéntulos cuando hay perdida dental. En nuestra especialidad de Endodoncia y Traumatología dental por supuesto que encontramos casos extremos donde no podemos salvar un diente por tener muy mal pronóstico o por no ser restaurable, entonces posiblemente la mejor opción terapéutica es su exodoncia y posterior plan de tratamiento para implante, siempre y cuando se tenga unas condiciones de soporte óseo favorables para una correcta osteointegración. También tenemos casos en que existe muy mal pronóstico de un diente con gran perdida ósea, y como alternativa podemos planificar un tratamiento de conductos “temporal” para regenerar ese hueso, y si procede posteriormente programar su extracción para posterior sustitución por implante.

En el campo concretamente de la Traumatología dental suele pasar situaciones insólitas, vemos verdaderas aberraciones con planes de tratamiento obsoletos donde se están perdiendo muchos dientes que se podían conservar y sustituyendo por implantes. La causa principal es debido al desconocimiento de cómo se debe actuar en estas situaciones, nosotros tenemos hoy en día unos protocolos de actuación para intentar preservar esos dientes y tejidos adyacentes minimizando las posibles complicaciones.

Pero lo que más me molesta es esa persona que desprecia la Endodoncia y la Traumatología dental porque probablemente desconoce la evidencia científica o que trabaje en condiciones deplorables en pleno siglo XXI, como va a funcionar un tratamiento de conductos en ese escenario. Entonces si buscamos una causa que justifique tal posición posiblemente sea por la ignorancia de los principios biológicos en los que se basa la evidencia científica que respalda la endodoncia o por no dominar una técnica predecible para hacer un tratamiento de conductos, con lo cual muchos de estos planes de tratamientos podrían incurrir en mala praxis. Yo he llegado a ver en mi consulta un paciente joven que me pide una segunda opinión para intentar conservar dos molares inferiores 46 y 36, programados para exodoncia y sustitución por implantes, cuando en realidad presentan unas simples caries tipo I sin afectación pulpar que con un plan de tratamiento restaurador se soluciona.

Un buen diagnóstico en endodoncia ayuda a salvar dientes y en ocasiones vidas. ¿Te llega a ti y en general a los que os dedicaís a esta área en exclusiva, el reconocimiento de vuestra aportación por parte del paciente, y de los compañeros?

Efectivamente cada día detectamos más patología premaligna o incluso patologías en estados avanzados muchas veces sin clínica aparente.

Los propios pacientes como los compañeros agradecen la labor que hacemos, sin olvidar que tanto los referidores como nosotros hacemos un trabajo en equipo, cuatro ojos ven mejor que dos, afortunadamente para el paciente pasa por dos filtros y muchas veces hemos detectado a tiempo patologías que han podido comprometer la propia vida del paciente. Nosotros como endodoncistas estamos entrenados no sólo para diagnosticar y tratar una patología pulpar, al paciente que atendemos en la clínica le tenemos que hacer una exploración profunda de todo aquello que se aprecie en las radiografías que hemos realizado o que encontremos en nuestra exploración clínica. Como le digo a mis alumnos, realmente no tenemos que llegar a un diagnóstico de la posible patología sino intentar detectar todo aquello que no es normal, describirlo e informarlo para derivarlo llegado el caso a manos más expertas como los profesionales que se dedican a la medicina bucal, patólogos o máxilofaciales.

Hay un punto en el que soy muy crítico que tenemos que corregir cuanto antes, es nuestra forma de entender el diagnóstico. Seguimos pecando en nuestra sociedad del mismo error, el diagnóstico no puede ser gratuito, algunos profesionales siguen pensando que si no cobran un diagnóstico posiblemente tengan más pacientes, y no es así. Hacer un buen plan de tratamiento pasa por hacer un correcto diagnóstico que es la parte más importante del proceso, en la que yo invierto más tiempo. Y es aquí donde se pueden descubrir estas patologías muchas de ellas asintomáticas que pueden comprometer la vida del paciente como desgraciadamente he visto algún caso que hemos llegado demasiado tarde.

¿Qué interés por la formación continuada tienen los dentistas en nuestro país?

El interés es muy alto, sobre todo la gente joven que pone mucho entusiasmo en ponerse al día.

Tenemos que estar seguros de que la formación continuada que se recibe sea de calidad, hoy en día consecuencia de la pandemia nos hemos dado cuenta de la importancia de las redes sociales y de la formación online, ya que la difusión vía internet ha sido el único medio real para transmitir los conocimientos.

«Lo que más me molesta es esa persona que desprecia la Endodoncia y la Traumatología dental porque probablemente desconoce la evidencia científica»

A la sociedad científica ahora nos preocupa que en esta revolución virtual han aflorado muchos “líderes de opinión de paja” que tergiversan la realidad en nuestro caso de la Endodoncia y promocionan formas de trabajar sin base científica, basadas en opiniones o con un interés comercial desproporcionado que lleva al espectador a ver una ciencia desvirtuada e incluso a aprender técnicas poco predecibles que perjudican a la especialidad y a la salud de paciente. En mi experiencia creo que la solución para que la formación continuada sea realmente de calidad debería ser obligatoria, supervisado por un comité de expertos donde participen las sociedades científicas y universidades, todo ello sin incurrir en intereses meramente comerciales.

¿Cómo ves el futuro de la profesión?

En mi opinión el futuro de la profesión es muy bueno, yo siempre he sido muy optimista cuando me hacen esta pregunta. Tenemos una profesión apasionante en plena evolución que nos permite disfrutar día a día de lo que hacemos. Tenemos muchos frentes abiertos tanto tecnológicamente como sociales, incluido el desarrollo necesario de las especialidades en España que actualmente es un freno muy grave para todos aquellos dentistas españoles que desean moverse internacionalmente, y a nivel nacional dará un empujón muy importante en la calidad de la enseñanza y la calidad de los tratamientos que ofrecemos. No me digáis que no es apasionante el futuro próximo.

Obviamente existe una plétora profesional, también existe un problema socioeconómico importante en nuestro país que influye en el poder adquisitivo de nuestros pacientes sin dejar de lado la incursión de empresas y fondos de inversión que han desvirtuado la forma de entender la parte comercial de la odontología. Qué implica esto, que nosotros como trabajadores o como pequeños empresarios nos tenemos que esforzar en ofrecer la mejor atención y el mejor tratamiento para nuestros pacientes.

¿Nos puede transmitir una recomendación para los dentistas jóvenes que están en sus inicios profesionales?

Estar al día constantemente y disfrutar de la profesión. Nuestra profesión tiene un componente vocacional muy importante y el entusiasmo con el que se empieza a trabajar es tremendo. Tenemos que dejar a un lado la faceta individualista de la profesión, tenemos que aprender a trabajar en equipo, ya sea física o virtualmente. Yo tengo la fortuna de compartir equipo con Roberto Aza, Jesús Santos y Borja, que sin ellos me sería imposible progresar y estar motivado para estar al pie del cañón día a día. Ya lo decía el proverbio «Si caminas sólo llegarás rápido. Si caminas acompañado llegarás más lejos”

Mi otra recomendación, aunque con la pandemia hayamos podido estar comunicados virtualmente a tiempo real con cualquier persona del mundo, cuando vuelvan los congresos presenciales tenemos que hacer el esfuerzo de asistir, ya no solo por su contenido académico sino por su labor fundamental de relación social, de contacto físico, de lo contrario no convertiremos en ermitaños sociales escondidos detrás de una pantalla.

¿Cuándo dejas los “dientes” en qué ocupas tu tiempo?

A disfrutar de la vida que no es poco, con mi mujer Mar y mis perros. Aunque ahora vivimos en un periodo de pandemia donde toda la actividad ha cambiado, antes viajaba mucho fuera de España dando cursos y conferencias por medio mundo y aprovechábamos esos momentos para disfrutar de unas minivacaciones arañando unos días más a esos viajes. Ahora ese poco tiempo libre que me queda fuera de mi vida académica y profesional se lo dedico a mis hobbies ocultos como el bricolaje, la electrónica, la informática, de hecho, ahora estoy inmerso en el mundo de la impresión en tres dimensiones y estudiando inteligencia artificial para aplicarlo a lo que yo he bautizado como Endodoncia 4.0.

También este diminuto tiempo libre lo disfruto con mis amigos, yo tengo dos peñas de amigos, la primera se llama “Endotxoko” en la cual nos reunimos para hablar de endodoncia en torno a una buena mesa, y la segunda se llama “La Genfis” que fundamos hace muchos años un grupo mayoritariamente del gremio en una bodega de un pueblo de Valladolid, donde nos reunimos todos los miércoles del año en torno a unas buenas viandas y prohibido hablar de trabajo.

En resumen, ojalá el día tuviese 48 horas.

 

Reglas básicas para una buena endodoncia

La realidad de la endodoncia para que sea predecible en la mayoría de los casos es muy simple y lo podemos resumir en 5 puntos fundamentales muy sencillos, que la mayoría de los “negacionistas” de la endodoncia no tienen en cuenta. Lo primero, es hacer un buen diagnóstico clínico y radiológico. Lo segundo es tener en cuenta que hay que aislar con el dique de goma, para que la “saliva no forme parte de la irrigación”. Tercero, hay que reducir al máximo mecánica y químicamente, la contaminación del sistema de conductos. Cuarto, cuando vayamos a obturar tenemos que sellar y no utilizar “una gutapercha simbólicamente colocada dentro del conducto”. Y quinto, sellar la cámara pulpar para aislar y evitar la filtración de saliva que pueda contaminar a corto o largo plazo nuestro tratamiento. Con estos 5 simples consejos basados en la evidencia científica tenemos un éxito funcional del 97 % en nuestros tratamientos de endodoncia y un 90 % en los tratamientos de reendodoncia. Con lo que la endodoncia es un tratamiento completamente predecible para conservar una pieza dental, sobre todo y más importante que no nos damos cuenta es que conservamos o regeneramos hueso y mantenemos las papilas. Si aun así no les he convencido les recomiendo que vengan a alguno de mis cursos, conferencias o que nos vengan a ver al Centro de Formación en Endodoncia Microscópica BZ en Leioa que dirige Borja Zabalegui.