Acaba de celebrarse (20 de marzo) el Día Mundial de la Salud Bucodental bajo el lema Pienso en mi boca, cuido mi salud. En los últimos años, el lema elegido para celebrar este día suele relacionar la salud bucal con la salud general, poniendo el énfasis en que una y otra no pueden ir separadas. La Odontología se acerca de nuevo –nunca debió separase– a la Medicina.
Durante demasiado tiempo la Odontología –algunos dentistas– ha vivido de espaldas a la Medicina o, matizando, para ser justos, una determinada forma de ejercer la odontología lo ha hecho así: olvidando ser parte de la medicina. Por su parte, los médicos, con frecuencia han infravalorado la atención sanitaria que ejercen los dentistas, odontólogos y estomatólogos, estos últimos también médicos, por cierto. Los dentistas hemos sentido con frecuencia que la consideración de los médicos hacia nuestra ciencia y arte –como así se denomina a la odontología al igual que a la medicina– se resentía de una cierta duda y ello nos ha generado malestar. Por suerte, se atisban otras maneras con las nuevas generaciones. Somos profesiones cuyo sujeto de acción es la salud de las personas y las comunidades, y es obvio que trabajamos en el mismo campo.
«Los dentistas y los médicos debemos mirarnos como iguales»
Aunque a algunos pudiera parecer que las enfermedades bucodentales –me refiero principalmente a la caries y la enfermedad periodontal– son entes aisladas o bastante aisladas del resto del organismo, esto no es así. Al fin se pone el énfasis en que la salud oral es parte de la salud general y no puede ser considerada de manera aislada. Comparten factores de riesgo y, por tanto, deben ser enfocadas con políticas conjuntas, tanto en el ejercicio clínico como en el ejercicio de la medicina/odontología comunitaria. Políticas integradoras que consideren los factores de riesgo compartidos con las enfermedades generales, particularmente con las ENT (Enfermedades No Transmisibles); que consideren los determinantes básicos de salud, sus implicaciones sociales, educacionales, económicas y políticas.
La salud bucal está claramente relacionada con las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y la obesidad, por ejemplo. Así, el ejercicio de la odontología y de la medicina debe estar imbricado. Los dentistas y los médicos debemos mirarnos como iguales, y como parte integrante del mismo ejercicio del arte y la ciencia de la preservación de la salud, y de la curación cuando esta se ha perdido. ●