Por Sergio Kohen, Carla de Franceschi y Guillermo Rodríguez
Este es el resumen del tercer capítulo del libro «Estética y blanqueamiento dental en la era digital», escrito por Sergio Gustavo Kohen, Pablo Agustín Varas y Enrique Jadad Bechara, el cual se centra en los mecanismos de acción en los dientes de los agentes blanqueadores.
Capítulo 3
Actualmente existen en el mercado distintos productos blanqueadores en diferentes presentaciones, y concentraciones. Sin embargo, el agente activo es el mismo: peróxido de hidrógeno, siendo el responsable del proceso de oxidación mediante la liberación de oxígeno. El peróxido de hidrógeno se encuentra en forma natural en el organismo, incluso en los ojos. Es fabricado y regulado por el organismo a través de las peroxidasas y otros mecanismos, actuando también en la curación de las heridas. Estos peróxidos, estudiados durante un período prolongado (desde 1900 como blanqueador dental) y antes como bacteriostático, han demostrado la ausencia de efectos adversos. Cuando las soluciones se administran en bajas concentraciones no se observan efectos sobre los tejidos blandos entre 7 días y 3 años, evaluando desde recién nacidos hasta pacientes geriátricos.
Comercialmente se pueden encontrar tres productos para blanqueamiento: el peróxido de hidrógeno, el peróxido de carbamida y el perborato de sodio. Sin embargo, una vez que entran en acción y se descomponen, el agente que realmente lleva a cabo la acción blanqueadora es el peróxido de hidrógeno.
Este es el componente principal, ya que posee alto poder de penetración debido a su bajo peso molecular. Actúa mediante la liberación de oxígeno, que penetra en el esmalte y los túbulos dentinarios oxidando los pigmentos orgánicos. Existen en el mercado concentraciones que corresponden a peróxido de hidrógeno desde el 3 al 35%. Aquellas que van del 3 al 6% aproximadamente pueden ser usadas en el hogar por el paciente, siendo supervisado por el odontólogo cada vez que concurre a la consulta. Concentraciones mayores deben ser manipuladas por el odontólogo, dado el riesgo que pueden representar para los tejidos duros y blandos por tratarse de una sustancia corrosiva y con un pH cercano a 2.
El peróxido de carbamida se encuentra disponible en concentraciones que van desde 10 al 35%. Al comenzar a actuar se disocia en: a) peróxido de urea (que se disocia a dióxido de carbono y amonio), que es el responsable del aumento del pH por medio de la inhibición de la fermentación de los carbohidratos y del ácido láctico; y en, b) peróxido de hidrógeno, siendo éste el agente activo en el blanqueamiento. El peróxido de hidrógeno liberado de la descomposición de la carbamida se metaboliza por la catalasa, peroxidasa e hidroxiperoxidasa en la saliva y en los tejidos interprismáticos. Esta reacción se realiza hasta que el peróxido de hidrógeno se oxida completamente.
El perborato de sodio se presenta en forma de cristales que una vez que se ponen en contacto con agua se descomponen en: agua, metaborato de sodio y peróxido de hidrógeno, siendo este último el agente activo y el metaborato el responsable de regular el pH. Puede diluirse en agua, peróxido de hidrógeno, solución fisiológica. Su efecto es lento pero seguro en el tratamiento intracoronal de dientes despulpados.
Cada uno de estos agentes es descrito en detalle en este capítulo, así como sus características diferenciales y las distintas formas de comercialización de cada uno.
El mecanismo de acción de los agentes blanqueadores es un mecanismo de oxidación. Este es un mecanismo químico por el cual los materiales orgánicos son convertidos en dióxido de carbono y agua. En los blanqueamientos hay una transformación lenta en sustancias químicas intermedias que son de un color más claro, o incoloras. Los dientes son permeables a los fluidos, particularmente en los espacios interprismáticos. El agente blanqueador oxida la matriz orgánica en estos espacios. El peróxido de hidrógeno durante el blanqueamiento se disocia en agua más oxígeno naciente. Este último actúa rompiendo los anillos de compuestos de carbono altamente pigmentados, convirtiéndolos en cadenas, que son de un color más claro. Cuando el peróxido de hidrógeno sigue actuando, abre dobles ligaduras de la cadena incorporando grupos hidroxilos, encontrándose la mancha totalmente blanqueada ya que esta nueva estructura es incolora. Se dice entonces que el sistema se encuentra saturado. Esto se observa clínicamente porque no hay un avance en el blanqueamiento, ya que el mismo permanece estable. Si aun así prosiguiera con la utilización del peróxido de hidrógeno podría producirse la descomposición de las estructuras de carbono de las proteínas y otros compuestos que tengan carbono (blanqueamiento crónico), pudiendo producirse la degradación del esmalte (oxidación completa). La oxidación es la responsable de la descomposición y arrastre total o parcial de los pigmentos.
Autores
Sergio Gustavo Kohen
Profesor Adjunto, Cátedra de Odontología Integral Adultos; Facultad de Odontología UBA. Docente autorizado de la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires. Profesor de postgrado de la Universidad del Salvador y AOA.
Carla de Franceschi
Jefe de Trabajos Prácticos de la Cátedra de Odontología Integral Adultos, FOUBA. Docente de postgrado de la Asociación Odontológica Argentina y USAL.
Guillermo Adrián Rodríguez
Ex Titular de las Cátedras Técnica de Operatoria, Clínica Preventiva, Cariología y Clínica Integrada A; Facultad de Odontología de la Universidad Maimónides, Buenos Aires, Argentina. Especialista en Implantología y Endodoncia.