Salud pública en Extremadura

Paloma Villalva Hernández-Franch Doctora en Odontología Académico de la Pierre Fauchard Academy Fellow del International College of Dentists

INTRUDUCCIÓN
La Odontología Social o Comunitaria es responsable de la salud oral de las distintas comunidades; es la encargada de la prevención, diagnóstico y tratamiento de la patología oral. Utiliza distintas estrategias y métodos para la promoción de la salud oral y la prevención de las enfermedades buco-dentales, priorizando su acción en los colectivos desfavorecidos y/o vulnerables, en los cuales las carencias y necesidades asistenciales siempre son más necesarias.(1,2)

Las políticas de salud no pueden considerarse de una manera aislada ya que dependen directamente de las políticas económicas y sociales establecidas por los gobiernos y, en última instancia, de la estructura o modelo socio-económico en el que dichas políticas de salud se enmarquen o desarrollen.

El siglo XX español fue un periodo de tiempo de continuos e importantes cambios políticos en nuestro país. La odontología social de nuestro país se vio muy condicionada por esta situación.

OBJETIVOS
La odontología social en España ha sido mínimamente estudiada, así como la implicación que el desarrollo de la salud pública ha tenido en su evolución e instauración en la sociedad científica actual. Es por este hecho, que nos proponemos realizar una revisión de la odontología social en la Comunidad de Extremadura durante el siglo XX, estableciendo los siguientes objetivos a estudiar:
1. Observar el desarrollo de la odontología social durante el siglo XX en la Comunidad de Extremadura.
2. Determinar el impacto de las estrategias odontológicas, sociales, preventivas y comunitarias realizadas en la población extremeña.
3. Evaluar los condicionantes que afectaron a la Odontología social de la Comunidad de Extremadura del siglo XX.
4. Analizar las iniciativas de salud más sólidas llevadas a cabo y la creación de los centros de salud del medio rural en la Comunidad autónoma de Extremadura.

CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA
En Extremadura a principios del siglo XX existió un predominio total del latifundismo, integrada en su mayor parte por la nobleza, y, minoritariamente por la burguesía. Los terratenientes, grupo social más característico de esta región, no fue capaz de movilizar adecuadamente sus recursos y no los invertiría de manera correcta en la región. Este hecho se convertiría en uno de los responsables directos del escaso progreso y mínima industrialización de la Comunidad de Extremadura.

Existía una clase media poco numerosa debido a esta escasa industrialización de la región y, una clase baja multitudinaria, correspondiente al mundo rural en su mayoría, e integrada fundamentalmente por campesinos, yunteros y jornaleros.

Desde el punto de vista económico y social, por lo tanto, la provincia queda definida por su escaso desarrollo y dinamismo económico y por la pervivencia de una estructura social arcaica. El conjunto de estos factores determinó el estado de precariedad de gran parte de su población. Un elevado porcentaje sufría las consecuencias de la malnutrición y una elevada incidencia de enfermedades. La mortalidad alcanzaba unas tasas superiores al resto del país que se compensaba, sin embargo, con unas tasas de natalidad elevadas en la región.

El ejercicio profesional en las distintas regiones extremeñas estuvo muy condicionado tanto por sus características demográficas y económicas como por el enorme arraigo del caciquismo que existía en todo el territorio de Extremadura; el cacique contaba con el poder de la administración local y el aparato judicial, y, se encargaba del nombramiento o la destitución de los profesionales sanitarios según la fidelidad que estos demostrasen. Esto supuso abusos para/hacia los médicos titulares por parte de la actitud caciquil de las autoridades municipales. Fue precisamente la necesidad de poner fin a estos abusos lo que impulsó a la organización de estos profesionales, creándose los Colegios de Médicos, ocurriendo en las principales capitales como por ejemplo en Cáceres, en el año 1901, naciendo con ello, asociaciones y sindicatos médicos.

DESARROLLO DE LA SALUD PÚBLICA
En la década de los años 30, el Gobierno de España adopta iniciativas de salud en el ámbito internacional y crea los
centros de salud del medio rural. El primero de ellos fue el “Centro Secundario de Higiene Rural de Trujillo”, que tendría una importante labor dentro de la medicina preventiva y social de nuestro país.(3,4) En este proceso resultó decisiva la colaboración de la “Fundación Rockefeller”, que constituyó el vehículo de extensión del modelo norteamericano de los Centros de Sanidad Rural en Europa. El Dr. Francisco Ruiz Morote recibe una beca por parte de la Fundación que le permitió su estancia y desarrollo profesional en Estados Unidos. En 1929 regresó el Dr. Francisco Ruiz Morote Coello, Inspector Provincial de Cáceres, e inició en esta provincia un programa, pionero en España, Integral de Salud Pública.

Comenzó reforzando los recursos existentes en el Instituto de Higiene tales como dispensarios antivenéreos, antituberculosos y antipalúdicos, así como la sección de vacunaciones y creó las secciones de estadísticas y Epidemiología.(4)

En 1931 se inició la implantación de una red de centros de higiene primarios, secundarios y terciarios desde los que se actuó sobre todos los campos de la higiene y la prevención, que incluía tanto las patologías más prevalentes como paludismo o tuberculosis, así como, la salubridad de las viviendas, el suministro de aguas potables y la eliminación de excrementos. Este modelo de Centros de Higiene a tres niveles procedía de Estados Unidos, y se implantó en numerosos países europeos.

Los Centros secundarios tenían una gran consideración estratégica dentro de la futura organización sanitaria y debían estar dirigidos por personal especializado en Sanidad Nacional por lo que fue importante el papel de la Escuela Nacional de Sanidad.

Todos estos centros secundarios contarían con: atención maternal, puericultura, higiene escolar, odontología, oftalmología, ORL, tuberculosis, venéreas, laboratorio y rayos X (todos a cargo de especialistas).

En España, impulsada por las tendencias internacionales del momento, empieza a cobrar importancia la atención pediátrica.

El movimiento higienista de protección a la infancia que se desarrolla a finales del siglo XIX en nuestro país tiene su expresión principal en la Ley sobre Protección a la Infancia promulgada el 12 de agosto de 1904 por el Ministerio de Gobernación (3, 4, 5). Esta Ley declaraba a los niños menores de diez años sujetos a protección tanto física como moral gracias a la asistencia de éstos en Casas-Cuna, asilos, hospicios o escuelas.

Se crea un primer Decreto el 20 de septiembre de 1913 con carácter general y obligatorio en todas las escuelas de primera enseñanza, públicas y privadas, dependientes del Ministerio de Instrucción Pública, la Inspección Médico Escolar, a cargo de un cuerpo de Médicos y Odontólogos. (5). El segundo de los Reales Decretos, de 23 de abril de 1915, aprueba el Reglamento de Inspectores Escolares.

La provincia de Cáceres, debido a las elevadas tasas de mortalidad infantil que alcanzaba en aquellos años y el alto grado de desconocimiento en cuestiones de hábitos higiénicos y de la alimentación de los recién nacidos, y la necesidad de luchar contra todo ello, llevaría a cabo un gran despliegue sanitario y se convertiría en una de las provincias pioneras en la implantación de este tipo de medidas.

Con respecto a la mortalidad infantil, algunas de las medidas tomadas en esta lucha sanitaria se centraban en la atracción de las embarazadas o madres, realizando donaciones de ropa o productos alimenticios para que la propia mujer acudiese a la consulta; previamente habiendo aguardado su turno en una sala de espera que contenía numerosos carteles con diversos temas de educación sanitaria. Es importante también resaltar la estrecha colaboración en la que participaban el personal del Instituto Provincial de Higiene con los maestros de Instrucción Primaria para la realización de inspecciones escolares de carácter anual, especialmente en los campos de la Odontología, y la vacunación sistemática de los niños en la etapa escolar, alcanzando una gran cobertura.

Además del diagnóstico y tratamiento pertinente, nunca faltaba la educación sanitaria, favoreciendo el seguimiento a largo plazo de los pacientes, a los que se les creaba una historia clínica para comprobar su evolución y permitir la realización de estudios estadísticos sanitarios.

Parte del éxito de la demostración sanitaria cosechado por la Comunidad extremeña se debió a la solemne actuación del Dr. F. Ruiz-Morote, que cosechó durante su estancia en el extranjero una amplia formación en Salud Pública. A través de los acuerdos entre la citada Fundación Rockefeller y el Estado español, unidos a la implantación del Reglamento de Sanidad Provincial, Ruiz-Morote conseguiría instaurar la conciencia de que para mejorar el paupérrimo estado sanitario de la población cacereña, la población debía considerar fundamental la prevención de la salud y, para ello, el Instituto Provincial de Higiene de Cáceres era el centro ideal para llevar a cabo las actuaciones. Con la ayuda progresiva de profesionales sanitarios que iban formándose paulatinamente en esta área y con un gran desarrollo en materia demográfica y epidemiológica, se realizaron numerosas campañas divulgativas en todos los ámbitos.(3,4, 5)

Con esta finalidad, se utilizaron numerosos instrumentos para la labor sanitaria, ya sean folletos sanitarios, cursillos, conferencias, proyecciones cinematográficas, artículos científicos publicados en la prensa local o la revista mensual del Instituto Provincial de Higiene, que merece una mención especial, pues en ella se transmitían temas sanitarios minuciosamente estudiados y resumidos tras realizar en todos los casos una cuidadosa selección de temas sanitarios en función de la época del año.

Tal y como hemos mencionado, el Estatuto Provincial fue implantado y publicado el 20 de marzo de 1925, convirtiéndose en un punto fundamental en el desarrollo de la Salud Pública. De esta manera se imponía a las Diputaciones la obligación de crear y mantener un Instituto de Higiene. Consecuencia directa de dicho Estatuto fue el Reglamento de Sanidad provincial de 20 de octubre de 1925, que dispuso la fusión de todos los organismos sanitarios de ámbito provincial, tales como las Brigadas sanitarias, los Laboratorios de Higiene, los Institutos de Vacunación o los gabinetes de Odontología en un único Instituto Provincial de Higiene.

DESARROLLO DE LA ODONTOLOGÍA SOCIAL EN EXTREMADURA EN EL SIGLO XX
En lo que respecta al área de la salud dental y sus gabinetes, cabe destacar una figura que aboga por la Odontología social enfocada a la infancia de la Comunidad de Extremadura.

El Dr. Domínguez Villagrá estuvo fuertemente relacionado e implicado en el desarrollo de la odontología preventiva siendo uno de los pioneros en España. Extremeño de nacimiento desarrollaría sus estudios, tanto de medicina como posteriormente de odontología preventiva, y llevaría a cabo su profesión en Cáceres a través del Instituto Provincial de Higiene cacereño. Trabajaría como Jefe del Servicio de Odontología de Cáceres y se convirtió en presidente del Colegio de Odontólogos de la IX Región, siendo nombrado en 1935 Colegiado de Honor de la IX Región.(5,6,7)

Fue autor de distintas publicaciones, destacando su libro “Odontología Sanitaria” que versa sobre diversas medidas preventivas, cita muchos de los tratamientos empleados y acciones sociales y sanitarias llevadas a cabo en el Instituto Provincial de Higiene de Cáceres. Su peculiaridad radicaba en aprovechar los institutos de higiene para irradiar desde ellos toda una acción de prevención oral, especialmente fomentar esta labor en las etapas de erupción dentaria o enfocar muchas de las acciones en la reducción de la caries dental. Consideraba, además, la cavidad bucal en interrelación biológica con el resto del organismo por lo que señalaba también la importancia de estos aspectos preventivos y curativos en enfermedades como sífilis o tuberculosis, así como la influencia de ciertos hábitos o determinados aspectos relativos al embarazo, es decir, consideraba procesos tanto locales como sistémicos.

Estos primeros impulsos en pro de la Odontología Pública para la infancia española podemos enmarcarlos en el movimiento que inició a principios de siglo el profesor Ernest Jessen en Estrasburgo. Protagonista indiscutible dentro de este campo, crearía una clínica dental gratuita para la infancia. Dicho centro asistencial sirvió de referencia y ejemplo para la creación de proyectos como el llevado a cabo por el Dr. Domínguez Villagrán en el Centro de Higiene Rural de Cáceres.

El Dr. Domínguez Villagrán disponía de unas fichas donde se dejaban reflejados de manera ordenada resultados obtenidos de la exploración médica completa del paciente (tanto de la boca como del resto del cuerpo). Para ello trabajó contando con el apoyo y consideración de los médicos y conseguiría que el Servicio de Odontología Sanitaria se considerase como uno más, de igual importancia al resto, y funcionando al unísono de los demás servicios del Instituto, convirtiéndose en una pieza más al cuidado de la salud integral del ciudadano.


El libro “Odontología Sanitaria” hace referencia a ciertas actividades que se realizaban en el Instituto Provincial de Higiene de Cáceres:
• La actividad clínica: se realizaba una historia clínica y el diagnóstico de las patologías del paciente, se curaban las caries y defectos dentarios, se realizaban normas higiénicas, además de regalar cepillos de dientes.
• La actividad educativa, basada en visitas a domicilios y escuelas, a la confección de carteles y folletos informativos, y a la realización de cursillos y charlas en los pueblos. Además, también se publicaron artículos para así poder intercambiar conocimientos científicos.
• La actividad administrativa.
• La actividad estadística: fue una de las innovaciones de Villagrán que fue el primer profesional español en publicar un resultado de sus observaciones en base a una estadística mediante la evaluación en 1921 de niños de las escuelas públicas de Cáceres.

El Consejo General de Colegios de Odontólogos de España consideró a Domínguez Villagrá para recibir el “Premio Jessen” debido a su dedicación asistencial, a su incesante trabajo como publicista y su enorme labor educativa realizada desde Cáceres, y aunque Domínguez Villagrá no recibiría el máximo galardón, (que fue otorgado al Dr. Harver J. Bukhart de Rochester), obtuvo una mención de honor.


En lo que respecta a su obra escrita encontramos los siguientes títulos:
• Instituto Provincial de Higiene de Cáceres. Publicado en 1931
• Vulgarización odontológica “Complicaciones infecciosas de la extracción”.

• Síndrome hemorrágico en Odontología y su tratamiento, artículo publicado en la revista “La Odontología”.
• Odontología Sanitaria: primero publicaría un folleto en el año 1932 con una extensión de 20 páginas, que se utilizaría posteriormente para la elaboración de su libro y obra magistral “Odontología Sanitaria”
• Odontología Sanitaria: libro publicado en 1933, obra que serviría de guía a los asistentes a los cursillos, así como al público en general, que él mismo impartía en el Instituto Provincial de Cáceres sobre Odontología sanitaria.

En esta obra, el Doctor detalla tanto conocimientos teóricos, como experiencias propias vividas en el Instituto Provincial de Higiene de Cáceres. Se centraría principalmente en temas relativos a la prevención, tales como los cuidados de la boca y los dientes, las etapas de calcificación y erupción dentaria, manifestaciones orales de diferentes enfermedades como sífilis y tuberculosis, la prevención y tratamiento de la caries dental, medidas a seguir durante el embarazo, así como aspectos referentes a distintos hábitos.(6,7)

CONCLUSIONES
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX asistimos a un desarrollo de la medicina higienista y social. Se crean diversas iniciativas en países como Alemania, Gran Bretaña, Estados Unidos y España encaminadas a eliminar las dificultades del acceso a los servicios sanitarios con la finalidad de minimizar con esto las desigualdades sociales. Este contexto hace también partícipe a los odontólogos, que emprenden acciones con el objetivo de que la población más desfavorecida pueda disponer de servicios sanitarios adecuados.

La salud pública oral en España durante el siglo XX se caracterizó por sus limitaciones, discontinuidad y ausencia de programación reglada. La no incorporación plena de la Odontología social al sistema público de salud, la escasez de profesionales unidos a una problemática específica de recursos humanos, las carencias educativas en salud bucodental del pueblo español y la falta de sensibilización de las autoridades sanitarias, condicionaron la realidad anteriormente expuesta.

Como respuesta de la lucha constante contra esta situación en España, durante la década de 1930 se desarrolla en Cáceres una gran labor de Sanidad Preventiva. La provincia de Cáceres llevaría a cabo un gran despliegue sanitario y se convertiría en una de las provincias pioneras en la implantación de los centros sanitarios de higiene rural, que eran centros sanitarios destinados a organizar servicios sanitarios, sociales y de carácter higiénico en la provincia que procuraban la medicina preventiva por el medio rural.(7,8)

El Dr. Domínguez Villagrá se convirtió en protagonista indiscutible en el desarrollo de la Odontología Preventiva en la Comunidad de Extremadura, siendo uno de los pioneros en España. A través de su completa obra Odontología Sanitaria detallaría aspectos preventivos y curativos fundamentales para el mantenimiento de la salud bucodental, así como experiencias personales acontecidas durante su propio ejercicio profesional, responsables y que reflejan sin duda de su gran desarrollo profesional.(3,5,6,7)