El Director Científico del centro de formación Helident Training Center, que ofrece cursos online y presenciales en Sevilla (España), comenta que los tratamientos “milagrosos” de ortodoncia y diseño de sonrisa que con frecuencia se ven en internet suelen tener consecuencias nefastas para la salud oral de los “clientes” que caen en estas cibertrampas.
Me encuentro plenamente identificado con mi colega y eminente profesor español, David Suárez Quintanilla, quien es una de las máximas autoridades de la Ortodoncia a nivel mundial y creador de la Técnica Straight Wire Low Friction. En uno de sus escritos, publicado en la Edición de Mayo de 2019 de Dental Tribune, el Dr. Suárez Quintanilla explica que el neuromarketing trata de influir en el cerebro del consumidor apelando a un comportamiento emocional, al que llama “un potentísimo motor en la toma de decisiones en ortodoncia y odontología cosmética”.
Una vez “tomé la pluma”, pensé en varios de mis escritos donde expresé mi preocupación por los odontólogos recién graduados y por aquellos que están cursando sus estudios sin saber qué les va a deparar el futuro en su profesión. Muchos piensan que la salida más segura es emplearse en esos emporios industriales llamados “clínicas low-cost”, empresas cuya única finalidad es tener mano de obra barata para lograr enormes dividendos que van a parar a las arcas de sus socios o dueños.
“Todos esos casos se pudieron haber
manejado con ortodoncia tradicional, pero
se le ha vendido a los pacientes la idea de
solucionar sus requerimientos de manera
rápida y fácil”
Continuaba con este dilema cuando vinieron a mi mente los miles de casos en los que se utilizan las redes sociales para atraer la atención de quienes navegan por ese mundo mágico del internet, que se ha vuelto una herramienta de neuromarketing poderosa y engañosa. En este universo digital, podemos ver “milagros” impensables, tratamientos con resultados “increíbles”, manejados con técnicas poco ortodoxas que nos dejan con la boca abierta y nos hacen sentir que estamos equivocados al pensar que la odontología debe ser manejada con principios, responsabilidad, honestidad y ética.
Estos colegas cibernéticos que venden sus tratamientos como la última panacea, también han adoptado el rol de “influencers”; quieren que sus seguidores sepan sus hábitos, gustos por marcas de ropa, zapatos, autos. Estos personajes comparten además fotografías de cómo atienden sin bata de trabajo o tapabocas a sus pacientes, de las miles de carillas que le instalan a sus pacientes sin necesitarlas.
Ante toda esta avalancha de ciberdesinformación, los pacientes confían su salud oral a aquellos que tienen más seguidores en Facebook o Instagram, usen guantes negros, batas tipo esmoking, que tengan vallas publicitarias en vías principales de sus ciudades, cortes de cabello especiales y que dentro de su especialidad se encuentre el Diseño de sonrisa. Varios de estos colegas, aparte de auto proclamarse “especialistas”, promocionan una novedosa técnica para alinear los dientes en tiempo récord, manejan la biología y la fisiología a las mil maravillas o manipulan genéticamente células como los resinoblastos y los acrilocitos, que permiten la migración dental en 3D de una manera milagrosa.
Con la implementación de manejos basados en carillas, han llegado a “corregir” alposiciones o incluso defectos esqueléticos tipo mordidas abiertas. La gran ventaja de esta “técnica” es que los movimientos dentales para alcanzar la estética deseada se logran en minutos con tan solo enchapar los dientes con resinas. Lo triste es que está desplazando a un segundo plano a la ortodoncia.
Como esta pandemia ha logrado sumar adeptos en toda América Latina y Estados Unidos, considero que es hora de ponerle nombre, que propongo se debe llamar OrtoResina Carilla Exprés, procedimiento candidato al Premio Nobel de Medicina.
Con mis propios ojos he visto casos de mordida abierta anterior, dientes vestibularizados casos en los que el “antes” nos deja ver mamelones intactos en los incisivos. Vuelvo y miro con atención y pienso que las fotos que postean orgullosos en las redes sociales deberían decir más bien “Antes” y “Peor que antes”. No puedo expresar más que es un crimen lo que se le hace a los pacientes. Todos esos casos de Ortodoncia Exprés se pudieron haber manejado con ortodoncia tradicional, pero se le ha vendido a los pacientes la idea de darles solución a sus requerimientos de manera rápida y fácil. Al final del tratamiento de ortodoncia hubiese sido posible mejorar la estética apoyados en una gingivoplastia, bordes incisales en resinas y posiblemente un aclaramiento dental racional, con resultados estéticos fabulosos y sin sacrificar una sola micra de esmalte dental.
El tema es que muchos odontólogos se encuentran dedicados a hacer carillas cuando no se necesitan. Cuando expresamos esto en congresos o medios de comunicación, dicen que estamos hablando mal de ellos. Lo cierto es que solamente estamos haciendo reflexiones ante casos de manejos aberrantes que se deben frenar o penalizar.
Es obvio que hay profesionales que preservan la salud periodontal y son unos artistas armando las carillas. Pero también es cierto que el odontólogo de hoy, influenciado por la publicidad y empeñado en “vender salud”, convierte al paciente en un cliente potencial para convencerlo de “comprar” el diseño de sonrisa o cualquier otro “producto”, como si se tratara de un supermercado y de cebollas o tomates.
Los usuarios tienen que empezar a cambiar esos erróneos estándares de belleza que se les han incrustado en las mentes. Cánones de “belleza” que incluyen tener unos dientes opuestos a lo que la naturaleza nos dio. Los medios se encargan de mostrar que ese tipo de sonrisa es hermoso y que los artistas, cantantes, futbolistas —todos los nuevos ídolos de esta generacion narcisista—, tienen estos “bellos” dientes. Los pacientes, por ignorancia o desinformación, anteponen la “estética” a la salud y acuden a un odontólogo sin ética a hacerse tratamientos en muchos de casos innecesarios.
Pienso que las fotos que postean orgullosos
en las redes sociales deberían decir más
bien “Antes” y “Peor que antes”
El otro lado de esta telenovela es que el odontólogo tiene la total seguridad que éste será un paciente recurrente y una fuente de ingresos a futuro, ya que los efectos adversos de estos manejos irresponsables y dolosos van a necesitar de reparaciones permanentes debido a fracturas o desprendimiento de carillas, presencia de caries recurrente o recidivantes, aparición de enfermedad periodontal, entre otras patologías.
Es muy triste querer mejorar una condición estética para aumentar la autoestima cuando no se necesita; esos pacientes lo que necesitan en realidad es un psicólogo, no alguien sin principios que se aproveche de ellos y les “venda” un tratamiento estético “milagroso”. Lástima es lo que siento por esta odontología mercantilista, que está destruyendo la salud dental de miles de personas con total impunidad.