Brainstorming or storming of the brain

Profesor Lluís Giner Tarrida
Decano Facultad de Odontología
Universidad Internacional de Catalunya

En estos días antes de las vacaciones de verano, en todas las facultades de odontología hemos graduado a los nuevos odontólogos que dejan sus aulas para pasar a la actividad profesional.

En total en España de las 23 facultades de odontología se han graduado casi mil quinientos alumnos, teniendo en cuenta que todavía hay alguna facultad de odontología que está en los primeros años de su titulación ya que son de reciente creación y no ha tenido egresados.

Todos ellos forman parte de los profesionales colegiados que van incrementándose año tras año, como podemos ver en los datos que nos ofrece el Consejo General de Odontólogos de España. Para la mayoría de los odontólogos, la actividad única suele ser la asistencial en sus diversas modalidades, aunque algunos combinemos el trabajo clínico con la docencia, la gestión o el asesoramiento a la industria, son pocos los profesionales con dedicación exclusiva a la docencia o trabajando con la industria, sin embargo, cada vez hay más profesionales que valoran las diferentes opciones de trabajo ya sea de forma parcial o en exclusiva.

Por otra parte el conocimiento se incrementa de forma exponencial, y la aportación que hace industria a los avances en el sector dental es muy activa poniendo rápidamente a nuestra disposición las nuevas tecnologías, a veces de forma muy eficaz y contrastada y otras en donde los clínicos con nuestra experiencia debemos acabar de orientar, sin embargo, esto nos condiciona y nos obliga a una información y formación continua.

“En los últimos años hemos asistido a un
cambio importante de sistemas y formas
asistenciales”

También en los últimos años hemos asistido a un cambio importante de sistemas y formas asistenciales, con la aparición de empresas franquiciadas, seguros dentales, odontología hospitalaria, etc., que han desplazado en parte el sistema tradicional de consultorio privado propio y asistencia individualizada al paciente por parte del profesional o de su equipo.

No podemos olvidar que también han cambiado las expectativas de los pacientes y la información y el conocimiento que en mayor o menor grado tienen de las posibilidades del tratamiento ideal para ellos.

Por todo ello frecuentemente debemos tomar decisiones tanto sobre la orientación de nuestra actividad profesional, la selección necesaria de formación continuada y muchas veces adaptarnos a las nuevas circunstancias para mantener el nivel de trabajo que nos permita vivir buscando mantener la excelencia que siempre debemos anhelar, y aunque a veces el camino no es fácil, siempre debemos tenerlo presente.

“Las especialidades aún no están totalmente
ordenadas en Europa y particularmente en
España, aún no se ha empezado, aunque si
lo hemos intentado en varias ocasiones”

Uno de los aspectos que nos permiten las nuevas tecnologías, es una mejor comunicación con el paciente. Hoy en día podemos transmitirles mucho mejor la situación actual de su enfermedad bucal, qué consecuencias puede traer si no se trata correctamente, cuáles son las diferentes posibilidades de tratamiento y también y de gran importancia, que repercusión puede ocasionarle para su salud general.

Nuestra actividad clínica ha cambiado y pienso que de forma muy favorable avanzando con el concepto de compartir con el paciente el diagnóstico y el plan de tratamiento, respetando el derecho a decidir del paciente como en las demás ramas de la medicina. En
las últimas décadas hemos pasado de la concepción paternalista de la medicina a la de la medicina o en nuestro caso la odontología basada en la persona, en que debemos tener en cuenta no solo su patología bucal concreta sino también su situación general y social.

Todas estas nuevas tecnologías, nos facilitan compartir con los pacientes los diferentes aspectos del diagnóstico y propuestas de tratamiento de una forma más comprensible para el paciente.

Con los nuevos sistemas de simulación podemos incluso saber y visualizar de antemano cual será el resultado final esperado y ser más fiables de lo que podíamos ser hace unas décadas, sobre todo en los tratamientos en que el aspecto estético es fundamental.

También en este apartado, deberemos decidir que tecnología es la que mejor se adapta a nuestra forma de trabajar y la que nos servirá para comunicar mejor, pero aunque cada día los programas para la gestión de la tecnología son más intuitivos, necesitaremos una curva de aprendizaje que debemos también valorar.

Este avance del conocimiento ha hecho que en la profesión desde hace ya unos años exista una creciente “especialización” en las diferentes áreas de la odontología, y que es  totalmente necesaria para alcanzar la excelencia del tratamiento en cada caso concreto, ya que es imposible que un único profesional pueda abarcarlo en su totalidad. Las especialidades aún no están totalmente ordenadas en Europa y particularmente en España, aún no se ha empezado, aunque si lo hemos intentado en varias ocasiones.

En un futuro próximo este es un tema que debe regularse y sería deseable que fuera a nivel nacional y europeo, pues la directiva europea, actualmente solo reconoce dos especialidades, la ortodoncia y la cirugía oral.

Este incremento de profesionales dedicados a una parte de la odontología permite tratamientos más complejos lo que es necesario para la excelencia del tratamiento. Ello no implica olvidar tratar al paciente en su totalidad, ya que el focalizarnos en un aspecto muy puntual puede hacernos perder el enfoque de la persona en su globalidad. En este caso el profesional mejor situado, es el por denominarlo con el símil de la medicina, el “odontólogo
de cabecera”, que es el que puede coordinar el tratamiento en su totalidad y que por supuesto debe tener formación en todas las áreas del conocimiento de la odontología.

No digo nada nuevo exponiendo esta realidad del cambio constante en todos los apartados de nuestra profesión, todos vivimos en ello y los mensajes son constantes y los cambios en todo lo que hacemos también, nos toca reaccionar con rapidez y la vez con criterio, formándonos en los aspectos que mejor podamos ayudar a la sociedad y también en la medida de nuestras posibilidades, aportando nuestras ideas en los colegios profesionales, en las reuniones de las diferentes sociedades científicas, etc., para entre todos tener la profesión de servicio a la sociedad en la excelencia.