Todos quisiéramos para nosotros y para nuestro entorno una vida llena de éxitos en lo personal y en lo profesional. Nuestro éxito profesional comúnmente se basa en que sentir que, en general ,se han cumplido las expectativas que nuestros pacientes esperaban y que hemos contribuido a mejorar su salud oral de una manera digna y con un razonable beneficio. Ciertamente eso es algo de lo que muchos de nuestros colegas pueden enorgullecerse. Una perspectiva de mayor alcance por su extensión, es la aspiración a que, no solo nuestros pacientes, sino también la colectividad, toda la sociedad, se beneficie del impacto benefactor de nuestras actuaciones. Esto es realmente mucho más complicado de conseguir desde la soledad de nuestros gabinetes.
En nuestro mundo, el impacto de las decisiones en políticas sanitarias que afectan a la sociedad en su conjunto, es mucho más eficiente a la hora de mejorar el estado de salud de cada individuo que la suma de las acciones puntuales de cada profesional sobre el entorno que está bajo su influencia. Es cierto que ambos procederes requieren, muy por encima de una excelencia técnica, una enorme capacidad de trabajo, suficientemente contrastada en muchos dentistas. Sin embargo cabe recordar que ya Aristóteles decía que la excelencia no es un don sino un hábito y un hábito no es más que la forma de conducta adquirida por la repetición de los mismos actos. En resumen : a Dios rogando y con el mazo dando .
En un momento en que la política está tan denostada quisiera hacer una defensa de la necesidad de adquisición de “compromisos políticos” , de la necesidad de que nuestros colegiados se comprometan , desde ópticas e ideologías diferentes , en opciones políticas que son , como decía, las que , con sus decisiones , pueden aportar mejoras realmente sustanciales a la población y a la profesión . Mejoras muy superiores a las que consigue el más excelente de nuestros profesionales con la más excelente de las técnicas. Por ello quiero romper una lanza en favor de los políticos de todas las ideologías que dedican su tiempo y esfuerzo a mejorar la sociedad . Son muchos ,muchos más que los que vampirizan la confianza en ellos depositada . La verdad es que si nos guiaramos por la frecuencia que se habla de unos y de otros nadie creería que son más los buenos que los malos . Pero me niego a creer que son todos mala gente y me niego a hablar continuamente de los que lo son. En el caso de la profesión quiero rendir homenaje a todos los que , desde la política de partidos , de colegios y asociaciones profesionales, sindicales , patronales etc , aspiran a influir con su trabajo en la toma de decisiones beneficiosas para el colectivo de la odontología . En Cataluña vamos a tener elecciones al parlament y vamos a tener elecciones al Colegio de Odontólogos.
Mis felicitaciones adelantadas a todos los candidatos dentistas que participen cada uno desde su opción y cada uno poniendo todo su trabajo y esfuerzo al servicio de su causa, porque aunque tengan perfiles diferentes son todas, en última instancia, un poco nuestras . Si esperamos que nuestra profesión sea una profesión de éxito les necesitamos a todos . La pena es que , desgraciadamente somos pocos y no estamos en todos sitios . Porque, como decía un conocido Director ejecutivo de una importante multinacional, «El único lugar donde el éxito viene antes que el trabajo es en el diccionario». Y eso sirve también para la odontología. ●