PARTE I. LA AUSENCIA O PRESENCIA DEL COLOR ÚNICO

Doctor en Medicina y cirugía
Profesor titular de ortodoncia, Universidad Complutense de Madrid
Académico de la Pierre Fauchard Academy
Artista pintor
En el desarrollo del arte de la pintura existe un elemento básico y esencial que es precisamente el color o los colores que utilizamos para realizarla.
En general, la teoría del color nos pone en evidencia como provocar distintos tonos utilizando una gama de colores básicos que, según la estructura de la Rueda de Ostwald (FIGURA 1) son el amarillo, rojo, azul y verde como estructuras cromáticas elementales.
Combinando estos cuatro elementos, obtenemos los denominados colores secundarios que son vibrante naranja, fresco verde y hermoso violeta. Los colores terciarios se obtienen mediante la mezcla de un color primario y uno secundario dando así lugar a una innumerable gama de tonos cromáticos, casi infinita. (Figura 1)
(FIGURA 1) Circulo cromático
Todos los colores, tanto primarios como secundarios o terciarios tienen tres atributos básicos: El Matiz que es el color en si mismo, su tono.
La Luminosidad que define como la cercanÍa o alejamiento al blanco y al negro y
La Saturación que es la pureza del color, es decir la concentración de gris que contiene un determinado color.
La utilización de los colores nos permite realizar un reflejo de nuestro mundo, tanto exterior como interior. Así ha ido desarrollándose la pintura desde sus más arcaicos principios hasta que surgió la fotografía como gran elemento de reflejo y reproducción de nuestro exterior. Desde entonces los artistas han ido buscando nuevos horizontes en el arte en general y en la pintura en particular, naciendo todos los movimientos desarrollados desde mediados del siglo XIX.
Ya bien entrado el siglo XX nace un movimiento que podemos denominar como arte conceptual en el cual la obra de arte pasa a ser creativa en sí misma. Es decir, que sea capaz de generar ideas en el espectador.
Es decir, se trata de que la obra inspire una idea. Puede ocurrir que el autor tenga una idea que pretenda trasmitir al espectador. Sin embargo, lo más frecuente es que esto no sea así, sino que simplemente el autor pretenda que la idea surja espontáneamente en el observador. Se trata pues de que la obra inspire al espectador una determinada idea y por tanto, pase de ser una creación a que la obra sea creativa en si misma. Para que una obra pueda ser calificado como “creadora de ideas” debe reunir una serie de características esenciales. Una de ellas, tal vez la más importante, es que la obra carezca de elementos figurativos, ya que, entonces la idea estará totalmente determinada e influida por la imagen que representa. Por ejemplo, al observar el tríptico ”El jardín de las delicias” (FIGURA 3) la idea que trasmite El Bosco es la de la existencia de un ente creador del mundo y la propia caducidad del ser humano. Al observar y analizar la obra, hay una idea que el autor intenta trasmitir y de la que no podemos escaparnos ya que la imagen del cuadro nos lleva de manera tenaz y obstinada a ella.
Figura 3. El Bosco. El Jardín de las delicias (1500-1505)
Ahora imaginemos cómo podemos crear una idea en el espectador que no venga predeterminado por el autor. Como artista plástico que soy, cuando me hecho esa pregunta y he pretendido marcar ese objetivo, irremediablemente me viene intuitivamente la realización de la obra con una absoluta ausencia de figuración. De forma totalmente intuitiva e instintiva busco la ausencia de color para no manipular el objetivo. La ausencia del color en una obra es un objetivo extremadamente complejo que supone un absoluto desafío para el artista que lo realiza. Vamos a ver a dos artistas que reflejan todo ese concepto de forma plástica. Al final, reflejaré una obra mía relacionada con este tipo de arte.
Uno de ellos es Frank Stella (1936-2024), artista estadounidense de ascendencia italiana. Se le puede considerar como uno de los principales pintores abstractos con ausencia completa de elementos figurativos absolutos, sin ningún elemento referencial. Es decir, la pintura como representación de lo absoluto.
Stella pretendía que sus obras tuvieran el valor del objeto en sí mismo, alejándose de la idea de que la pintura debía siempre representar algo. Es decir, lo importante era la representación de la obra como una idea en si misma.
Podemos decir que es el prototipo del denominado arte conceptual, en el cual, la obra es una expresión auténticamente emocional.
FIGURA 4. Frank Stella. Matrimonio de la razón y la misera II (1959)
Se trata de la representación del objeto en su máxima simplicidad. El objeto absoluto. Es el objeto inspirador de ideas y creador de las mismas.
“Matrimonio de la razón y la miseria II” (FIGURA 4) es una tela pintada en negro con líneas ausentes de pintura que dejan ver la base del propio lienzo.
En esta obra, Stella no cuenta absolutamente nada. No hay Dios, ni simbología, ni misticismo alguno. Lo que el autor busca es la literalidad en su sentido mas puro, sin jerarquías ni ilusión de realidad. Lo que el autor pretende es crear un impacto visual inmediato que sirva como generador de pensamientos.
Siguiendo a Martin Heidegger (1889-1976), el arte es la forma donde el artista hace una apertura del su propio ser.
La idea que nosotros creamos al visualizar una determinada obra de arte no deja de ser una búsqueda de nuestra propia verdad. Una verdad escondida en nuestro inconsciente y que dejamos salir mediante un estímulo artístico, en este caso, una pintura.
Seguramente el arte sea una expresión de una auténtica realidad carente de la subjetividad sensorial propia y distinta en cada ser humano.
Ellsworth Kelly (1923-2015) Es un artista americano y célebre por sus composiciones monocromáticas, algunas de ellas con ausencia completa del color. En 1949, durante su estancia en París, se adentró en el mundo de la abstracción conceptual realizando obras como Seine (1951) (FIGURA 5)
FIGURA 5.Ellsworth Kelly. Seine (1951) Esta obra la realizó el autor al observar cómo se dispersaba la luz en la superficie del agua. La obra es completamente acromática, compuesta de rectángulos blancos y negros dispuestos al azar.El autor pretende mostrar una simplicidad absoluta e indiscutible pero un tanto oculta por las formas que esa propia simplicidad trasmite. Esta obra, como generadora de ideas, se evidencia por la aparente simplicidad caótica pero a la vez, complejidad en la composición. A mí, particularmente me induce una idea anárquica, difusa y de desorganización vital. El autor utiliza solo el negro y el blanco. Es decir, ausencia cromática. Limpieza pura en la expresión para evitar distracciones subjetivas. Al final, al igual que Stella, el arte conceptual no deja de ser una expresión pura de la realidad más irracional.
El concepto esencial de abstracción conceptual utilizando colores casi únicos intenta reflejar una realidad cambiante. Una realidad que hace libre al espectador en su experiencia visual y sensitiva.
FIGURA 6. J. Alió Negro y blanco III (2018)
Pintura acromática pura y conceptual componen la serie “Estructuras Policromas” que realicé hace ya algunos años. La serie está formada por seis obras de formato intermedio con técnica de óleo sobre lienzo. Una de esas obras es “Negro y blanco III” (FIGURA 6) A diferencia de Stella y de Ellsworth en esta obra se abandonan los reflejos rectos para avanzar en las estructuras curvas solo utilizando blanco y negro, es decir, ausencia absoluta del color. Sin embargo, tanto el negro como el blanco tienen distintos matices de saturación que provocan una sensación de profundidad en el espectador.
El reflejo de la intuición del artista en estas obras se traduce en un reflejo de la realidad para el espectador. La creación de una idea a través de una obra de arte es la actividad más creativa y que supera ampliamente a la propia obra. La obra no deja de ser un simple objeto. Lo crucial es la creación de un estímulo sensorial en el espectador.