Desde que se licencio en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco UPV/EHU, su vida ha estado ligada a su universidad. Especialista en estomatología y
doctor en medicina, área de neurociencias, es profesor titular de la UPV/EHU en el Departamento II de Estomatología, responsable de la Unidad de Dolor Orofacial y Trastornos Temporomandibulares del Servicio Clínica Odontológica de la UPV/HEU, desde 2013 es Director del Máster en Dolor Orofacial y Trastornos Temporomandibulares de la UPV/EHU y ha dirigido más de veinte cursos de Formación Universitaria de Postgrado.
Defensor de una buena Universidad Pública y de la necesidad de tener presente la salud oral del paciente y no olvidar la faceta médica de la odontología, que solo se consigue si empezamos por un buen diagnostico, como base para planificar y realizar tratamientos adecuados que nos permitirán obtener los mejores resultados posibles.
El Próximo mes de junio junto con el Profesor Aguirre Urizar preside el comité organizador de la 1ª Reunión Internacional Conjunta SEDCYDO-SEMO en Bilbao, bajo el lema “Reivindicando la Salud Oral”.
¿Ha cambiado el perfil de los alumnos a lo largo de los últimos años?
Los estudios de Odontología en estos últimos años han bajado la nota de corte para ingresar en las facultades, probablemente debido a la plétora profesional. Lógicamente, esto se acompaña de un cambio en el perfil de los estudiantes y en la forma en que se enfrentan a sus estudios. Además, estamos en un periodo de cambios sociales importantes y una mayor incertidumbre respecto al futuro. Los jóvenes lo perciben con claridad y tienen que adaptarse a esta situación.
¿Qué factores motivan a los jóvenes a iniciar sus estudios en Odontología?
En nuestra universidad, muchos de los alumnos solicitan el ingreso en varios grados de Ciencias de la Salud. Aunque Odontología, actualmente, no es la más solicitada en primer lugar, el perfil de los estudiantes es similar al de los que prefieren Medicina o Fisioterapia.
Entre nuestros estudiantes existe una considerable consciencia de la importancia social de la salud en general. Lamentablemente, la excesiva publicidad que se está produciendo sobre nuestra actividad sanitaria en los últimos años, se centra en aspectos económicos e intervencionistas y genera una negativa visión mercantilista de esta profesión, que puede influir en la elección de algunos estudiantes. En Odontología, como pasa en Medicina, existe una tendencia a escoger estos estudios si alguno de los padres o familiares cercanos es odontólogo o médico. La elección presenta menos dudas cuando se conoce de cerca la profesión.
¿Cómo valora el nivel de los nuevos profesionales de la odontología? ¿Están recibiendo la formación que necesitarán en todas las áreas?
En los tiempos que vivimos, con las continuas innovaciones técnicas y sus aplicaciones profesionales, la Odontología ha evolucionado mucho y somos capaces de resolver eficazmente la mayoría de los problemas de índole quirúrgico y restaurador, pero creo que nos hemos olvidado un poco del aspecto médico de la profesión. En cualquier actividad sanitaria, el centro de la asistencia clínica es el paciente en su conjunto y los problemas médicos de la boca son, habitualmente, similares a los que acontecen en el resto del cuerpo. Creo que la formación del odontólogo se ha centrado excesivamente en la técnica y hemos olvidado la parte médica de la profesión. Esta es la gran “asignatura pendiente de
la Odontología”.
Esta usted junto con el Profesor Aguirre al frente de la organización de la Iª Reunión Internacional Conjunta SEDCYDO-SEMO bajo el lema “Reivindicando la Salud Oral” ¿En su opinión los profesionales de la odontología están suficientemente concienciados de la necesidad de realizar un buen diagnostico como primer paso de cualquier otra actuación?
Precisamente, por lo que comentaba en la pregunta anterior en relación con la excesiva focalización técnica de la actividad odontológica, pensamos que el lema “reivindicando la salud oral” podía servir como referencia a la necesidad de reivindicar la figura del odontólogo como el profesional responsable de la salud oral en su conjunto. El odontólogo tiene capacidad profesional para realizar el “conjunto de actividades de prevención, diagnóstico y de tratamiento relativas a las anomalías y enfermedades de los dientes, de la boca, de los maxilares y de los tejidos anejos”. La realidad profesional que vivimos es algo diferente y está excesivamente centrada en el tratamiento del diente.
… hemos olvidado la parte médica de la
profesión. Esta es la gran “asignatura pendiente
de la Odontología”
Estamos asistiendo a un profundo cambio en la imagen de la Odontología que se proyecta a la sociedad. Con frecuencia se publicitan servicios de diagnóstico y tratamiento gratuitos, o grandes descuentos en tratamientos múltiples a elección del paciente. El denominador común de estas “rebajas” incluye un diagnóstico previo gratuito, que se oferta como si se tratarse del presupuesto que solicitamos para la compra del mobiliario de nuestra vivienda. Esto dice poco a favor de la importancia real que tiene el diagnóstico como acto profesional fundamental en el área de la Salud.
Las patologías de dolor orofacial y disfunción craneomandibular, son cada vez más actualidad en la clínica. ¿Estamos ante una nueva forma de enfermar o ante una mejora de conocimientos que nos llevan a diagnosticar lo que antes no conocíamos?
En mi opinión se trata un poco de ambas cosas. Muchos de los pacientes que diagnosticamos ahora de problemas recidivantes de trastornos craneomandibulares, cuando les hacemos la historia clínica refieren episodios previos, que no han sido diagnosticados y tampoco se les ha referido para estudio. También es cierto que desde la creación del Grado en Odontología, en los nuevos planes de estudio, se han introducido de forma tímida
asignaturas relacionadas con el dolor orofacial y la disfunción craneomandibular y el odontólogo está mejor formado en este campo y tiene una mejor capacidad diagnóstica.
La comorbilidad de estos cuadros orofaciales con el estrés, la depresión y otras alteraciones emocionales es muy alta. Estamos asistiendo a un gran aumento de los diagnósticos de ansiedad-depresión en la población y en consecuencia, esto debe acompañarse de un incremento en el número de diagnósticos de estas patologías. Estas comorbilidades son similares a las que muestran los cuadros de dolor sistémico persistente como la fibromialgia, que también se diagnostican cada día con mayor frecuencia y se asocian con dolor orofacial y desórdenes craneomandibulares.
La reunión que están organizando toca dos áreas clínicas. ¿En su opinión, los odontólogos en general están suficientemente formados para manejar las patologías relacionadas?
La preparación que recibe un graduado es una formación general, que requiere de una formación posterior continuada y/o especializada. En nuestro país todavía hay universidades en las que no figura el Dolor Orofacial de forma explícita en los planes de estudio y en las que sí figura en el currículo no tienen asignados créditos suficientes para desarrollar esta materia de forma completa. Respecto a la Medicina Bucal, aunque la situación es diferente, por el arraigo de esta materia en la los estudios de Odontología, es un campo muy complejo que requiere una formación específica de postgrado.
“El campo del Dolor Orofacial y la Disfunción
Craneomandibular tiene una entidad más que
suficiente para convertirse en una especialidad
independiente”
Creo que resulta muy reveladora la escasa demanda de cursos de postgrado en estas materias. No existe una conciencia profesional del aspecto médico de la Odontología y así resulta muy complicado el manejo clínico de estas patologías y, por tanto, desarrollar una actividad odontológica completa.
En España, lograr el reconocimiento de las especialidades en odontología se ha convertido en una aspiración de una buena parte del colectivo profesional. ¿Donde cree que se deben impartir estas enseñanzas?
Ninguna de las instituciones sanitarias públicas reúne los medios necesarios para ofertar las especialidades en Odontología y resulta muy complicado asignar esta responsabilidad a los
centros privados. A diferencia de Medicina, que cuenta con hospitales universitarios con una amplia cobertura sanitaria en todas las especialidades, no contamos con centros docentes-asistenciales que puedan asumir de forma completa esta labor.
La mejor opción es que las propias universidades asuman esta responsabilidad mediante una formación reglada y estructurada a nivel nacional. Además, es necesario que se efectúen convenios sanitarios, con instituciones públicas o privadas de prestigio reconocido, fundamentales para la especialización que se propone. Este tema también ha sido muy debatido y se han propuesto otras alternativas diferentes en el ámbito privado que, desde mi punto de vista y en la situación actual, no son deseables.
Siguiendo con el debate de las especialidades en Odontología. ¿Cree que el área en la que usted trabaja, de dolor témporo-mandibular y orofacial, tiene relevancia para constituirse en especialidad de la odontología?
La reivindicación de las especialidades en Odontología es una aspiración que ya tiene un largo recorrido en nuestro país y en casi todos los países europeos. En los últimos años se han producido varios encuentros de miembros del Consejo General de Odontólogos con autoridades del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, pero previsiblemente el mapa de especialidades tardará en dibujarse.
“Creo que somos muchos los docentes
universitarios que nos sentimos bastante
abandonados por la Administración Pública”
Todavía está por regular el número y contenido de las posibles especialidades odontológicas. El campo del Dolor Orofacial y la Disfunción Craneomandibular es muy amplio y complejo, con mayor contenido que muchas de las especialidades que se han
propuesto. En todo caso, se trata de una decisión profesional y política. Si se decide restringir el número de especialidades y englobarlas en grandes grupos de conocimiento como Ortodoncia y Ortopedia, Cirugía Oral en su conjunto, Odontología Restauradora en todas sus formas, entonces el Dolor Orofacial y la Disfunción Craneomandibular, desde mi punto de vista, deberían quedar incluidas en una amplia especialidad que podríamos
denominar “Medina Oral y Maxilofacial”. En caso contrario, si la opción fuese organizar las especialidades en función de apartados más concretos como Odontología Restauradora, Prótesis Dental y Maxilofacial, Endodoncia, etc., el campo del Dolor Orofacial y la Disfunción Craneomandibular tiene una entidad más que suficiente para convertirse en una especialidad independiente.
Desde su punto de vista, como Profesor de la Universidad del País Vasco, y ante la gran oferta formativa para los nuevos odontólogos ¿cómo valora el papel de la Universidad pública en la formación de los nuevos profesionales?
En los últimos tiempos, la Universidad española vive un abandono inexplicable por parte de la Administración Pública, que ha sido más evidente en el ámbito de la investigación. Un país que no apuesta por la formación y la investigación, no apuesta por el futuro y está abocado a convertirse en un país de servicios.
En la Odontología creo que la situación de las universidades públicas, en general, es peor que la media. Después de 40 años de estudios universitarios de Estomatología y Odontología, todavía no se ha resuelto de forma satisfactoria el tema de la actividad
asistencial vinculada a la docencia, que es fundamental para la docencia y la investigación clínica. La Universidad privada debe competir con la pública, por lo que contar con una universidad pública de calidad garantiza una buena docencia universitaria en general. Creo que somos muchos los docentes universitarios que nos sentimos bastante abandonados por la Administración Pública.
¿Cree que limitar el nº de alumnos que empiezan los estudios de odontología puede ser la solución para ese exceso de profesionales que hay en nuestro país?
Existen pocos estudios universitarios en los que el número de alumnos admitidos se ajuste a la previsión de la demanda social, como es el caso, por ejemplo, de Medicina. La decisión
de establecer un “numerus clausus” en los estudios superiores suele tener un carácter político. En muchos sectores sociales se defiende que un mayor número de graduados/licenciados es indicativo de un enriquecimiento cultural de la Sociedad.
“El único camino por el que podemos conseguir
una universidad mejor es que nuestros gestores
prioricen las necesidades propias de las
universidades, por encima de otras directrices
emanadas de los órganos políticos”
Cuando hablamos de profesiones tan dirigidas y tecnificadas, como es el caso de la Odontología, estos estudios aportan poco a la persona y a la Sociedad sino se rentabilizan con el acceso a una actividad laboral. Además, el Grado de Odontología tiene un alto coste formativo, por lo que parece bastante razonable establecer un número de matrículas que no supere de forma evidente la demanda social.
¿Qué le pide a la administración pública para la salud bucodental? ¿Y a las universidades?
Creo que desde la profesión odontológica debemos exigir a la Administración Pública un mayor apoyo profesional. El Grado en Odontología tiene recogidas unas amplias competencias profesionales que no tienen cabida en muchos de los Servicios de Salud,
en los que se contrata a los odontólogos solo para realizar cirugía Oral, Odontología Infantil de forma muy restringida y alguna otra actividad clínica menor. En muchos países existen servicios de Odontología/Estomatología con una amplia cartera de servicios, acorde con las competencias profesionales e, incluso, con servicios de atención hospitalaria. Tampoco se entiende bien que en pleno siglo XXI las administraciones públicas no hayan desarrollado programas sanitarios odontológicos específicos de prevención y asistencia a los colectivos más desfavorecidos. En mi opinión la mayoría de los órganos de gestión sanitaria están poco comprometidos con las necesidades odontológicas en el ámbito de la salud.
En relación con las universidades, la situación de la Odontología no creo que sea mucho mejor. Cuando hablamos de sanidad, parece que hablamos de Medicina, aunque sabemos que hay muchos otros profesionales involucrados como los odontólogos. Así, la Odontología
parece una hermana pequeña de Medicina, que requiere menos atención. El grado en Odontología es uno de los de mayor duración en la oferta de estudios superiores y tiene una gran trascendencia sanitaria. El apoyo que deben brindar las universidades a estos estudios debe ser proporcional a la carga lectiva que se les reconoce y deben aportar los medios necesarios, en especial los clínicos, que se necesitan para conseguir la formación de buenos odontólogos.
A veces, da la impresión de que los gestores de algunas universidades están más preocupados por los temas de actualidad social, como la promoción lingüística, la igualdad o la gestión ecológica de residuos que de promocionar la enseñanza y la investigación, que son los fines sociales que específicamente tienen encomendadas. El único camino por el que podemos conseguir una universidad mejor es que nuestros gestores prioricen las necesidades propias de las universidades, por encima de otras directrices emanadas de los órganos políticos.