
Esta revista celebra en este número los 10 años de su fundación. Durante este tiempo ha sido fiel testigo del acontecer de la profesión. Posiblemente en ese momento los dentistas sentíamos el pálpito de que el cambio en nuestra manera de vivir y de trabajar era inminente. Que los problemas en los que estaba inmerso nuestro ejercicio iban, en un ejercicio de confianza en nosotros mismos y en el poder del colectivo, camino de resolverse. Nos preocupaba la plétora profesional, la creación de especialidades el impacto de las nuevas formas de gestionar la profesión, el papel de la atención primaria en la odontología , la incorporación de la tecnología a nuestras clínicas y unas cuantas cosas más . Dejo para ustedes el enjuiciar cuántas de esas preocupaciones se han resuelto y cuantas siguen coleando de una u otra manera. Muchas de ellas son evidentemente de difícil resolución. Intereses contrapuestos y visiones diferentes confluyen en el mundo de la odontología. La innegable capacidad de resiliencia adaptativa de los profesionales del diente nos ha permitido seguir, al menos, confiando en que el futuro será cada vez mejor. Aún así, las expectativas de influir para que la odontología mejore la vida de la gente y el futuro de los odontólogos, se centran más en la presencia de personas con la autoridad moral y profesional suficiente para que, a todos los niveles, sean líderes de opinión y activos en la toma de decisiones. Diez años, y muchos cambios, han acontecido desde que inició su singladura Odontólogos de Hoy. Cambios en el ministerio de Sanidad (desde Ana Matos, de infausta memoria, hasta Carolina Darias) . Cambios en las políticas sanitarias (de derecha a izquierda), en las leyes en la sociedad. Con todas las prevenciones que una afirmación de este tipo implica, yo creo que las decisiones trascendentes para la población (profesionales y pacientes) se toman muy especialmente en la política, desde dentro de la política. Desde luego es necesario influir. Crear grupos de opinión o de presión. Participar en ellos. En estos diez años una generación de odontólogos han demostrado con creces su capacitación profesional, su conocimiento y habilidad en el manejo de las técnicas y los procedimientos propios de nuestra actividad .En definitiva su capacidad de influencia. En estos mismos diez años nuestros representantes y dirigentes profesionales se han fajado, me consta, en dar salida a ese pálpito con desigual resultado. Y es que, amigos , es difícil servir a dos señores . La enorme dedicación y esfuerzo que supone seguir la rueda de la actividad profesional o docente y a la vez influir en cambios políticos “desde dentro de la política “convierten ese objetivo en un reto difícilmente alcanzable. Estos años que empezaron en Enero de 2012 con la polémica generada por la campaña publicitaria de Vitaldent diciendo a la población: «Haz las paces con el dentista» (como si los dentistas estuviéramos en guerra con los pacientes), han permitido demostrar que , si resilientes somos los dentistas , tanto o más lo son los conflictos de la profesión y los agentes que la distorsionan. Pese al impagable esfuerzo de nuestros representantes en todos los foros y a la presencia de revistas como la presente, que dan voz a nuestras esperanzas, logros y cuitas , los problemas se mueven más rápido que las soluciones . Sin embargo en estos últimos 10 años ya han aparecido colegas que han hecho el tránsito de la odontología a la política con aspiraciones a tomar decisiones de gobierno. Representan solo a una manera de ver del mundo . Necesitaremos más y en todas las opciones. Como seguiremos necesitando a los grandes técnicos y la ímproba labor de nuestros representantes profesionales. Reflejando todos los puntos de vista , buscando contactos e influencias desde todas las opiniones políticas y vitales. Es cierto que a medida que vas sacando los pies de la trinchera del día a día la perspectiva va alejándose de la realidad y los que se formaron en la profesión, sino la viven, van alejándose de ella. Sin embargo me queda el convencimiento de que siempre existirá un hálito de odontología en su interior para interpretar las necesidades y la confianza en el acervo popular cuando dice aquello de que lo mejor es haber sido monaguillo antes que fraile. Y estoy seguro que Odontólogos de hoy seguirá estando ahí para dar testimonio de lo que va ocurriendo entrevistando a todos aquellos odontólogos que desde diferentes opciones política y vitales, puedan tener la autoridad suficiente para tomar decisiones ejecutivas que modifiquen la profesión y la asistencia dental en el país.
En los últimos diez años, una generación de odontólogos han demostrado con creces su capacitación profesional, su conocimiento y habilidad en el manejo de las técnicas y los procedimientos propios de nuestra actividad.