Nuestras primeras palabras en este número son para las víctimas de esta pandemia, ODH está de luto por tantas personas que están sufriendo, los que se han ido entre los que contamos a más de un compañero y los que se han quedado con el dolor de no haber podido despedirse de los que se fueron. Nuestra oración o nuestro pensamiento, según lo que cada uno crea está con todos.
Ciudadanos y también sanitarios
En estos días en que estamos viviendo situaciones inimaginables para la mayoría, queremos pedir una valoración autocrítica sobre si hemos estado a la altura, no para señalar a nadie, sino para para en nuestro interior marcar una reflexión que nos ayude a
enfrentar el futuro, lo hecho, ya no tiene vuelta. Nuestro papel de ciudadanos, es mi opinión, ha estado a la altura de lo que se debe hacer en una sociedad solidaria, por poner
un ejemplo hemos visto como en Madrid se pedían voluntarios entre los odontólogos por si hiciese falta acudir a IFEMA a colaborar encabezados por un odontólogo y tenía el eco esperado, en Valladolid en las listas de médicos que se ofrecieron voluntarios por si había que montar un hospital en la Feria de Muestras estaban varios compañeros. Las donaciones de nuestro material a los hospitales y residencias de la tercera edad fue un éxito de participación, el dispositivo del Colegio de Madrid resultó emocionante, la labor de la Fundación Odontología Social en Sevilla repartiendo sus reservas de miles de guantes por las residencias de la tercera edad en un espectacular despliegue, citados a modo de ejemplo, pues han sido más las actuaciones solidarias de la profesión.
Nuestro papel como profesionales sanitarios no lo tengo tan claro, aquí, y también es mi opinión, nos hemos quedado cortos. Está claro que sólo podía atenderse urgencias, el estado de alarma prohibía, aunque tardasen en decirlo expresamente, atender lo que pudiese demorarse.
La cuestión es si de verdad hemos asumido nuestra condición de sanitarios a la hora de asumir el compromiso con nuestros pacientes, o nos hemos apartado con la excusa de que no teníamos material o aplicando unos criterios para determinar la urgencia hasta conseguir que esta no existiera. Algunas consultas han permanecido abiertas presencialmente, otras han mantenido una atención telefónica y muchas han cerrado totalmente.
Mientras los médicos y enfermeros junto al resto de personal de los hospitales y centros de salud han seguido trabajando, con menos material del que la mayoría de nosotros disponíamos en muchos casos. Esta pandemia no ha terminado y no se puede descartar un empeoramiento de la situación, estaremos a tiempo entonces de rectificar.