Entre irresponsables e ingenuos.
La no aprobación por los “representantes del pueblo” en la Cámara Baja, del proyecto de Ley destinado a endurecer la normativa relativa a la publicidad de productos y servicios sanitarios, es algo que a pesar de previsible no deja de ser alarmante por el grado de irresponsabilidad que observamos, una vez más, en nuestros políticos, los que supuestamente expresan nuestra voluntad, que según parece en materia de sanidad no es la de la inmensa mayoría de los sanitarios de este país.
Es increíble que a los mismos que les parece importante suprimir la cerveza o el vaso de vino de los menús del día, les parezca bien legalizar el uso del cannabis, o se escandalicen por consumir un filete más, ahora no les parezca bien regular la publicidad sanitaria.
¿En qué libro habrán estudiado estos señores y estas señoras sus conceptos de salud y libertad?
El problema es que este desenlace era el único que podíamos esperar desde que empezó. Sólo unos ingenuos pueden pensar que sus Señorías iban a aprobar una Ley por el hecho de que esta sea buena para el pueblo, si no lo es para ellos.
En esta lucha parlamentaria el pueblo y sus problemas es lo de menos, lo que importa es el titular del día después y por mucha razón que tenga la oposición nunca se la darán.
Y esto último deberían saberlo los representantes de los colegios sanitarios, las leyes se aprueban por mayoría y pretender cabalgar sobre el que no la tiene es apuntarse un fracaso.
Tienen razón los colegios, hace falta y mucha regular la publicidad sanitaria, pero les ha faltado la mínima habilidad para gestionar con éxito su razón y que se la den, porque una razón que no te dan es a efectos prácticos como la que no tienes.
Tanta nota de prensa del Sr. Castro contando que se reunía en el Congreso y expresiones de optimismo, como si fuese el Cid Campeador y al final se quedó en Don Quijote de la Mancha contra los molinos.
Hay que ser ingenuos para no saber que los políticos siempre te dicen sí cuando están en la oposición, pero el sí que necesitas es del que tiene la mayoría.