El Ghosting: una manera de hacer

En algún lugar he leído recientemente una referencia a la obra escrita de Emile Zola, el ínclito dramaturgo y periodista francés. Ahora no recuerdo donde, pero vistos los aires que se

Dr. Manuel Ribera Uribe, JMD, DDS, PhD Profesor de Gerodontología, Pacientes Especiales y Prostodoncia, Presidente del Comité de Ética en Investigación y Medicamentos UIC (Universitat Internacional de Catalunya) Académico de la Pierre Fouchard Academy

mueven en nuestra sociedad es probable que algún tertuliano o articulista haya sentido la cainita tentación de señalar a alguien con el dedo remedando la famosa pieza de opinión “J’acusse”. El escrito de Zola publicado en 1897 fue un hito en la toma de postura personal del autor ante la injusticia, el relativismo y la pasividad con que la sociedad francesa, con su gobierno a la cabeza, condenó sin motivo al capitán Dreyfuss acusado falsamente de espía. Es decir haciendo algo que no era correcto. Recordando el caso me preguntaba, cuanta gente tendría la determinación de comportarse en la vida como el francés, de modo consecuente a su compromiso con la verdad. Justo estaba en eso de buena mañana, cuando me pareció que mi reflejo en el espejo me sonreía irónicamente. Pese a todo algo dentro de mí rinde tributo a los que son capaces de asumir responsabilidades de un modo coherente. He descubierto recientemente la práctica del “ghosting”. Gente a todos los niveles lo practicamos, gente que nos comprometemos pero luego, en realidad, no estamos pese a que nos esperan. Como fantasmas. Sospecho que el espejo me decía que quien esté libre de culpa tire la primera piedra. A pesar de todo hay personas que conciertan una cita personal o laboral y no van, contratados que no acuden el primer día, comensales que reservan una mesa y fallan, pacientes que han pedido hora y luego no vienen, que han aceptado presupuestos pero desaparecen sin dejar huella ni razón, alumnos que se matricularon para estudiar pero no lo hacen , profesionales que ponen un implante y se van de la clínica dejando que otro ponga la corona y traspasándole toda la responsabilidad si fracasa , instituciones educativas o políticas

“espero más de un profesional con un compromiso firme y con principios, que de un gran técnico”

o de cualquier tipo que generan normas que luego tienen miedo de hacer cumplir para eludir el inevitable conflicto. Podría citar un sinfín de situaciones en las que pese a que todo el mundo tiene claro, a veces incluso por escrito, lo que se debe hacer, se diluye la actuación, se relativiza el problema cuando no se modifica la norma o la ley, de manera mas o menos arbitraria, para adecuarla a una resolución del problema que no incomode a quien debe velar por su cumplimiento. O se buscan peregrinas justificaciones. Recuerdo a Eduard Punset en uno de sus libros explicando que el ser humano primero decide intuitivamente y luego busca las razones para defender lo que ya ha decidido.

“algo dentro de mí rinde tributo a los que son capaces de asumir responsabilidades de un modo coherente”

La realidad está ahí pero algunos convivimos con el “ghosting”. Con el ponerse de perfil. Probablemente eso sea una constante en nuestro mundo pero la verdad es que todo el que hace eso, especialmente aquellos que tienen capacidad de decisión o responsabilidades de algún tipo, traicionan las expectativas de la gente cabal. Posiblemente existan razones que parezca que justifican el cubrirse con la sábana fantasmal. Yo pienso que cumplir los compromisos es un valor en sí mismo. En general espero más de un profesional con un compromiso firme y con principios, que de un gran técnico. La frase “Tengo unos principios pero si no le gustan tengo otros “atribuida injustamente a Groucho Marx, no me parece de recibo o en todo caso me parece un sarcasmo. Pese a que ser coherente, cumplir o hacer cumplir lo establecido puede ser conflictivo, quien lo hace no puede sentirse mal ni consigo mismo ni con nadie. Zola seguramente estaría de acuerdo conmigo. Pese a que el escritor y periodista hizo lo correcto, lo cierto es que como consecuencia de su postura acabó en el exilio y se sospecha que asesinado. Imagínense si hubiera matado a Kennedy o al perro de John Wick.