Desde hace unos meses hay en servicio en España un nuevo Programa de Atención Dental Infantil puesto en marcha por la Comunidad de Madrid, mediante un convenio de colaboración entre el Servicio Madrileño de Salud (SERMAS) y el Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de la 1ª Región (COEM). Este programa copia el modelo de la Comunidad de Castilla y León, que es público con derivación al sector privado para determinados tratamientos. Dará cobertura a los niños y jóvenes comprendidos entre los 6 y 16 años de edad y a las personas discapacitadas (sin límite de edad), tendrá vigencia anual y la gestión de los pacientes derivados al dentista concertado será llevada a cabo por el COEM. Así es como se ha dado a conocer en el mes de junio de este año. Para obtener asistencia, el niño debe acudir al dentista de su Centro de Salud y, si requiere un tratamiento de endodoncia o por caries, traumatismo o malformación de los dientes del sector anterior, es derivado a un dentista acreditado que es remunerado según una tarifa pactada. Ya en su primer año -en realidad en sus primeros meses (tiene vigencia sólo hasta el 31 de diciembre de 2017)- todas las cohortes de edad entran en el programa al mismo tiempo, lo que no deja ser sorprendente teniendo en cuenta que la comunidad cuenta con 83 unidades operativas, un número inconcreto de dentistas acreditados (unos 350 a día de hoy) para una población diana de 680.000 chicos y chicas de 6 a 16 años. Si la demanda responde a las necesidades detectadas por el estudio previo de salud (recientemente publicado), la red asistencial es a todas luces insuficiente. La coordinación correrá a cargo de un Director Asistencial Médico de la Dirección de Atención Primaria; es decir, un médico, no un dentista. Esto es importante subrayarlo: nuevamente la planificación y gestión de los servicios de salud bucodental se deja en manos de profesionales ajenos a la odontología, desconocedores de nuestro campo de salud. Se presenta como un PADI (ver web: Portal de Salud de la Comunidad de Madrid) pero no lo es si nos atenemos a la definición aceptada y original.
Con todo, bienvenida sea la iniciativa del SERMAS de organizar la asistencia dental para su población infantil aunque, es obligado decirlo, ésta ya estaba amparada por una ley de ámbito nacional, por cierto incumplida parcialmente en esta Comunidad sin una implantación general en todo su territorio. A mi entender, se trata nuevamente de una oportunidad perdida de poner en marcha un PADI, y se ha empezado la casa por el tejado. En realidad se trata de una continuación de lo que el SERMAS ya ofrecía mediante la asistencia que prestan los dentistas en los centros de salud (que trabajan con voluntad pero sin apenas directrices) y que ahora, gracias a este convenio de colaboración, podrán referir a centros mejor dotados a los niños que necesiten un tratamiento que el sector público no está en condiciones de ofrecer. Así las cosas, esto no es un programa de salud pública que tenga como objetivo mantener y mejorar la salud dental y, desde luego, no es un PADI: es puramente un servicio de atención al tratamiento a demanda.
El PADI, en su concepción original, es un programa que pone como punto de partida -y de llegada- la salud. Bajo una planificación de salud pública y unas coordenadas específicas –que se pueden consultar en la variedad de artículos publicados al respecto, pero que resumidamente son: financiación pública, provisión mixta, protocolos orientados a la salud y pago por capitación-el PADI se ofrece en ocho CC.AA de todo el estado. Es una fórmula exitosa aunque, a fuer de sinceros, los respectivos programas de las diferentes Comunidades que lo aplican no están exentos de limitaciones y carencias, todas ellas subsanables como se ha mostrado recientemente (Simón Salazar y Aguirre Urízar JM, 2015 y Cortés Martinicorena, 2016). Entre estas carencias la más importante es la ausencia en muchas CC.AA de una Unidad Específica de Gestión (UEG) para la Salud Bucodental ¿Cuándo aceptará la Administración que la asistencia odontológica requiere de esta Unidad? ¿Cuándo aceptará que es un área tan diferenciada de la médica general que requiere de conocimientos específicos en la materia? En la Comunidad de Madrid, se ha optado nuevamente porque la gestión la lleve un médico, ajeno a la odontología, y esto debe ser denunciable desde todos los foros e instituciones relativos a la odontología. Los PADI mejor implantados y que mejores resultados están obteniendo son los de Navarra y País Vasco y ambos cuentan con una planificación estratégica y la respectiva UEG (Cortés Martinicorena, 2016). Algunos olvidan que, como dicen el manual y el sentido común, la planificación sanitaria no puede desligarse de la gestión y viceversa. Y, desde luego, no sin conocimientos específicos en esta área.
Nota. Este firmante reconoce que no es lo mejor citarse uno mismo, pero en este asunto concreto no parece que haya otras referencias.
- Simón Salazar F, Aguirre Urízar JM. 25 años del PADI en el País Vasco (1990-2014). RCOE 2015;20(3):165-178.
- Cortés Martinicorena FJ. El sistema PADI. Estudio de las comunidades autónomas que proveen atención dental con este modelo. RCOE 2016;21(4):191-199.