IMPRESIONISMO: ORIGINALIDAD Y MODERNIDAD

   PARTE I

Juan Alió Sanz
Doctor en Medicina y Cirugía
Profesor titular de ortodoncia, Universidad Complutense de Madrid
Académico de la Pierre Fauchard Academy
Artista pintor

 

La mayor parte de los mitos sobre el arte moderno tienen su origen en la pintura francesa de finales del siglo XIX

El impresionismo marca el inicio de la denominada pintura moderna como ese tipo de pintura que intenta alejarse disimuladamente de la pintura clásica académica y figurativa que imperaba desde muchos años antes. Hasta entonces la tendencia fundamental que imperaba era precisamente el academicismo que simbolizaba la tradición. Frente a esta corriente estaba el denominado arte moderno que estaba reflejado en la experimentación.

Este cambio drástico en el concepto del arte en general y mas particularmente en la pintura nace como reacción y consecuencia del nacimiento de la fotografía. Hasta entonces, la única manera de reflejar la realidad externa era mediante la imagen pictórica. Con la fotografía, esta función quedo relegada ya que esta última era capaz de reflejar la realidad de una forma exacta. En los medios más académicos se intentaba buscar un nuevo sitio a la pintura pero con los cánones ya establecidos, es decir, figuración, tradición y, como mucho, simbolismo onírico. La reacción a este conservadurismo que imperaba en el arte en la segunda mitad del siglo XIX fue el nacimiento de la primera corriente del denominado arte moderno, y esta primera corriente fue precisamente el impresionismo.

El movimiento impresionista se fue fraguando poco a poco siendo rechazadas las obras de estos artistas en el famoso e impecable Salón de París vinculado a la Escuela de Bellas Artes, hasta que en 1874 se organizó una exposición en el salón del fotógrafo Nadar denominando a este salón el “Salón de los rechazados” en la cual participaron treinta y nueve pintores superando las ciento cincuenta obras expuestas. Entre estas obras estaba la famosa Impresión sol naciente” de Monet que dio nombre al grupo con el termino impresionismo.

Básicamente, el denominador común de esta corriente era intentar reflejar una realidad que fuera completamente subjetiva, olvidando el academicismo imperante y alejándose de un reflejo exacto de la realidad externa. Se dio una especial importancia al reflejo de la luz como origen de la energía vital de la propia obra. En general, se consideraba impresionista a cualquier artista que utilizara una técnica no convencional, reflejando en su pintura una experiencia individual e instantánea. En resumidas cuentas, lo que pretendían estos artistas era precisamente causar una impresión en el espectador al salirse de una norma preestablecida. Al pintar un paisaje no intentan reflejar ese paisaje sino, mas bien, la sensación que produce al espectador la visualización del mismo.

Los cuatro pintores mas representativos del impresionismo y que formaron parte importante en esta primera exposición de 1874 y las que siguieron posteriormente, fueron Claude Monet (1840-1926), Pierre-Auguste Renoir (1841-1919), Camille Pisarro (1830-1903) y Alfred Sisley (1839-1899).

Los más representativos de este grupo son sin duda Monet y Renoir los cuales se encuentran en el centro de cualquier estudio sobre el impresionismo. Monet se encuentra directamente relacionado con la organización de este grupo independiente y participó en cinco de sus exposiciones, en las cuatro primeras y en la séptima. Su cuadro Impresión sol naciente, presente en la primera de estas exposiciones, tuvo una importancia clave de cara a la imagen pública del movimiento, tanto fue así que dio nombre al grupo como impresionistas.

Renoir también fue un elemento decisivo en la formación del grupo, y una buena parte del apoyo inicial que les dispensó la crítica tuvo su origen en la amistad que le unía con el escritor Georges Riviere. Participó en las tres primeras exposiciones y también en la séptima, pero siempre estuvo interesado en que le admitieran en el Salón de París y se desvinculó del resto del grupo en cuanto consiguió atraer a una clientela acomodada.

 

 

 

 

 

Figura 1. Impresión sol naciente. Claude Monet (1872)

La obra “impresión sol naciente” (Figura 1) de Claude Monet (1840-1926) es considerada el símbolo mas representativo del naciente impresionismo francés. Analizando visualmente la obra podemos ver que lo que refleja esta no es precisamente una visualización de un ideal bello e idílico enmarcado en un amanecer poético sino, mas bien al contrario. La obra nos atrapa por esa imagen de desasosiego y frustración al no percibir lo bello sino lo mas triste y cotidiano. Las pinceladas son libres y en absoluto cuidadas en esmero sino que reflejan la libertad que les proporciona el artista de expresarse a su antojo. El paisaje es frio y un poco sobrecogedor con un sol naciente que no se presenta en el centro de la obra sino desplazado a un lado. A pesar del título, la imagen del sol no es lo importante en la obra sino las imágenes de la luces que aparecen y desaparecen  de forma simultánea. La impronta de la humedad que transmite el cuadro inunda completamente la visión de espectador que no puede quedar ajena a esa impresión que impregna la obra.

Pierre-Auguste Renoir (1841-1919) exhibió seis telas en la primera exposición. Una de las mas representativas es sin duda la Bailarina (Figura 2). En esta obra llama la atención el poco deseo del artista de reflejar una bailarina con un estilo puramente clásico y académico sino, al contrario, realiza una obra con un claro efecto provocador. La figura resulta imperfecta en sus proporciones. Los brazos y las piernas nos impresionan por reflejar la normalidad en el propio ser que representa. El autor huye de lo idílico para caer en la normalidad cotidiana. La cara, mas evidente, contrasta con un cabello mas intuido y sobre todo, con un vestido mas imaginado que real.

Figura 2. La bailarina. Renoir (1874)

 

Camille Pissarro (1830-1903) fue el único de todos ellos que intervino en las ocho exposiciones y fue otro de los artistas que más contribuyeron a afianzar el estilo que dio  nombre a los impresionistas. Mantuvo relaciones muy estrechas con los artistas jóvenes, entre los que se contaban Cézanne y Gauguin, para los que el impresionismo era una fase de transición importante.

Su pintura, de manera bastante reiterativa, reflejaba el mundo rural pero impregnado de la luz y revelando el instante más evidente. Podemos decir que tal vez Pisarro sea el pintor impresionista representante del reflejo del presente mas puro, un presente sustentado por el pasado que nos forma como individuos pero cargado del futuro incierto que nos hace vivir en un proyecto constante de vida.  Por esta manera de concebir su arte, a Pisarro se le considera uno de los mas representativos impresionistas puros.

Helada Blanca. El camino viejo a Ennery. Pisarro 1873

Pisarro, en la primera exposición en el Salón de los rechazados presentó la obra “Helada Blanca, el camino viejo a Ennery”. Este cuadro es representativo de lo que podríamos denominar el impresionismo mas puro, Es decir, aquel tipo de pintura que refleja la realidad no basada en la experiencia visual sino en la mas pura sensación que produce su visualización.  Esta diferenciación entre la realidad y la sensación fue un tema conflictivo de debate entre los críticos a finales del siglo XIX estableciéndose una corriente que defendía la expresión de la pintura como un hecho completamente objetivo y aquellos que defendían la sensación subjetiva que puede nacer en cada espectador al visualizar una determinada obra.

Una característica propia de este cuadro es que ha conseguido producir la sensación de espacio y profundidad sin recurrir al realismo puro. De hecho, la Helada blanca, podría criticarse desde un punto de vista formal, por ese único elemento que se ha tratado «de una manera más precisa y con un relieve más definido», es decir, la figura del campesino.  Es un cuadro en donde «el hombre y la naturaleza se siguen encontrando en estrecha relación. Y, sin embargo, hablando en términos formales, el campesino sigue siendo una figura que parece estar fuera de contexto dentro de un cuadro que presenta una superficie coherente e integrada, o, por lo menos resulta ser una figura que parece salirse fuera del cuadro. La figura del campesino parece estar hecha con una técnica diferente a la que ha utilizado en el resto de la obra (así, por ejemplo, el abrigo azul se ha pintado utilizando una gran cantidad de pintura). Y señalar esto implica decir que, aunque el campesino puede formar parte del paisaje, no forma parte del cuadro.

Alfred Sysley (1839-1899) participó en la primera exposición de pintores impresionistas, donde presentó 6 pinturas.  La Máquina de Marly es una de sus seis pinturas. Fue un pintor fundamente paisajista donde las figuras son siluetas que no proporcionan ningún protagonismo a la obra. Es considerado junto con Pisarro y Monet como un impresionista puro. Sisley vivió gran parte de su vida en la pobreza y señalar que: su obra no fue apreciada hasta algunos años después.

La maquina de Marley. Sisley (1873)

 

En el cuadro “la Máquina de Marley”,  Sisley utiliza los medios propios del impresionismo naciente, esto es, la luz y la imagen real no idílica. En pleno florecimiento de la revolución industrial, el autor refleja la contradicción entre la naturaleza, mas o menos idílica (zona izquierda del cuadro) con la realidad mas palpitante de su tiempo, enfocado este en la maquina y en el edificio que centra todo el cuadro y que no resulta nada atractivo a la visión. Al lado del puente y la maquina observamos dos pequeñas embarcaciones que reflejan la realidad mas rural ante la invasión industrial. La impresión que proporciona esta obra no deja de ser deprimente precisamente debido a ese contraste tan súbito y cruel.